Por Jose David Vargas Tuñón 

En Colombia, al igual que en todo el mundo, el año terminó; para fortuna de muchos por las metas cumplidas y para desidia de otros tantos por los sin sabores que dejó; pero lo que ambos bandos comparten, es la garantía de los nuevos retos que traerá la anualidad que acaba de comenzar. Es así como, a pesar de la inexistencia de una pregunta acerca de mi despedida del año anterior, le comparto amable lector, que han sido unas fechas llenas de reflexión, algunos regalos (los cuales agradezco con todo el corazón, en especial a aquella persona que me regaló el reloj y que sabe el gran aprecio existente en mi por su persona), pero en su mayoría han sido unas fechas de análisis; sin embargo, aprovecho este primer párrafo, medida tal vez muy poco ortodoxa, para dedicarle al lector o lectora que se toma el tiempo para pasar sus ojos por mi escrito un feliz y próspero año nuevo, de verdad gracias por el apoyo incondicional.

Ahora bien, dada toda la retahíla anterior, la cual no hace parte del tema central de la opinión que se dará hoy, pero sí que se enmarca en los agradecimientos que todos deberíamos hacer y por eso fue importante destacarlo. Sin embargo, lo que nos reúne acá, es lamentablemente, el gobierno del señor Gustavo Petro, que para nuestra fortuna estamos “viviendo sabroso” o eso es lo que nos quiere hacer idealizar este personaje.

Hace unos días, en el mes de diciembre, cuando todos estábamos comiendo natilla y buñuelos; se enarbolaba desde el ejecutivo una terapia discursiva para anunciar con bombos y platillos la adquisición de unos nuevos aviones de combate por una suma de dinero astronómica no acorde al discurso en campaña de nuestro mesías presidencial. Sin embargo, el 2 de enero, el ministro de defensa reveló ante 6AM de caracol radio que ya no se van a comprar los aviones de combate, puesto que se venció el plazo para emitir el documento CONPES y por esa razón no hay negocio, esperándose que en el transcurso del año se expida uno nuevo.

Desde la posesión del mesías colombiano como presidente de la república, algunos analistas compartían la posibilidad de un escenario de incertidumbre política, pero creo, señores, que ese espectro se ha ampliado aún más; este, lamentablemente, se ha convertido en un gobierno de tirar globitos al aire para ver qué pasa, nos sucedió con extender el periodo presidencial a 5 años mediante la reforma política y ahora lo hace con la renovación de la flota de los K-FIR, que una vez lanzado el anuncio de su venta, muchos analistas militares consideraron que sería inconveniente, a su vez, un líder guerrillero le hizo ver que no iba acorde con su discurso de campaña en donde llamaba a una paz total.

Este gobierno, sin lugar a dudas ha estado más llamado a la flacidez que a la unión férrea que se necesita, no se centra en los consensos ni mucho menos en el saber experto de asesores y analistas independientes a la burguesía gubernamental, se deja llevar más bien por intuiciones que hacen someter al país en un escenario de desconcierto e incertidumbre generalizada, bajo la pregunta de ¿Qué pasará en el futuro próximo?, un presidente, debe estar llamado al orden y la cordura, no puede dar salidas en falso, debe ser tajante con las decisiones y no retractarse frecuentemente. Nuestro país merece una persona que tome las riendas del caballo y no se mueva de un lado a otro cuando esté encima de él.

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