El antiguo Mercado Publico de Cartagena también conocido como Mercado de Getsemaní, una construcción emblemática de la ciudad inaugurada en 1904 como parte de celebración del centenario de la independencia absoluta de España. Obra diseñada por el arquitecto Luis Felipe Jaspe y construida junto con el maestro Joaquín Caballero, en un lugar estratégico cercano al centro amurallado y al barrio de Getsemaní. Con un estilo neoclásico, de amplios corredores y pabellones.
El mercado paso a convertirse rápidamente en un bullicioso centro de intercambio comercial, social y cultural, que reunía a cartageneros y habitantes de poblaciones vecinas. Y con el paso de los años, experimento una sobrecarga que rebaso la capacidad de personas. Para satisfacer la creciente demanda se añadieron nuevos pabellones en las décadas de 1920 y 1930. El desorden urbanístico y proliferación de comercios informales, afectaron su funcionamiento.
En 1962 ocurrió el incendio más devastador, destruyendo gran parte del pabellón principal, alcanzando el punto más crítico el 30 de octubre en 1965, cuando una serie de explosiones provocaron tragedias mayores, explosiones en la chatarrería Char, ubicada dentro del mercado, sembrando el caos en los comerciantes. Testigos de la época como, Fidel Lotteau, relatan que la explosión fue causada por pólvora de contrabando traída por un comerciante conocido como «El Piscingo», quien distribuía productos pirotécnicos de forma ilegal en la ciudad.
La primera detonación y segunda explosión de mayor magnitud sacudió el mercado, cobrando la vida de más de 50 personas y dejando alrededor de 200 heridos. Muchos de los fallecidos eran saqueadores que, aprovechando el caos, irrumpían a las joyerías y otros comercios abandonados para intentar robar.
Situación caótica, que comenzó a generar protestas. El gestor y dueño de Mogollón & Cía. Jorge Benedetti González, gerente de las Empresas Públicas, se apersonó del problema. Contrató al arquitecto bogotano Gabriel Andrade Lleras para que estudiara la situación y propusiera una solución. Andrade realizó serios estudios urbanísticos y sociales y propuso un nuevo mercado en el lote donde habían funcionado los talleres del ferrocarril a Calamar, en el barrio de El Espinal sobre el lago de Chambacú.
Llevando a cabo una propuesta que se presentó el 26 de septiembre de 1962 en la Cámara de Comercio y el 27 en las instalaciones de Fenalco. El 29 de septiembre de 1962 en El Universal, Panoptes demostró, con un mapa general de Cartagena y un círculo que abarcaba toda el área urbana cuyo centro era el sitio de Bazurto, para indicar que ese debía ser el sitio para un nuevo mercado porque coincidían las vías desde todos los sitios de la ciudad salvo las de los barrios que comenzaban a formarse hacia el norte, para los que incluyó un mercado más pequeño en el sector de Santa Rita.
La magnitud del desastre dejó una profunda huella en la memoria colectiva de los cartageneros y marcó el fin del antiguo mercado. Hoy, donde una vez se alzó este icónico edificio, se encuentra el Centro Internacional de Convenciones Julio César Turbay Ayala, un moderno espacio que contrasta con el pasado tumultuoso y trágico de este lugar, pero que aún evoca recuerdos imborrables de la Cartagena de antaño.