Por José David Vargas Tuñón
Para nadie es un secreto, que la espectacular y atiborrada realidad internacional, nos deja perplejos o asombrados de algunas noticias, informaciones, aseveraciones, etc. Sin embargo, esta semana, hubo una que centró el foco de atención en el departamento de estado de los Estados Unidos y Colombia.
La noticia en cuestión fue la eliminación, que hizo la entidad norteamericana, de las supuestamente extintas guerrillas de la Farc, de la lista de organizaciones terroristas reportada por la corporación gringa; lo cual, significó, de manera tajante, un espaldarazo a los acuerdos de paz negociados en Colombia.
El estupor y el asombro, causados en mi persona por esta noticia, fue algo innombrable. No es secreto para ningún colombiano que la realidad es otra, por esa razón causa efervescencia en nuestras entrañas, darnos cuenta de la nueva decisión tomada por esta entidad internacional.
Darle un espaldarazo al acuerdo de paz, de tan alta envergadura, es a todas luces atrevido e improcedente, toda vez, que la situación de orden público en las zonas más recónditas del país (lugar de operaciones del grupo guerrillero), muestra una realidad cruel e inhumana. El sin número de líderes sociales asesinados, la cantidad escalofriante de desplazamientos, el agónico numero de violaciones, la innombrable cuantía de ejecuciones extrajudiciales; no se nos pueden olvidar, todavía siguen sucediendo, es una total mentira creer que esto ha terminado.
La decisión por parte del departamento de estado de los Estados Unidos, es catalogada alrededor del mundo como un avance espectacular en diplomacia. Esta decisión, de manera sincera, parece estar más permeada por la idealizada concepción inspirada por la película Encanto de Disney, que por los hechos fehacientes y crudos que se viven en la Colombia real no animada.
Si las autoridades gringas, creen que con esta decisión las Farc dejaran de delinquir, están muy equivocadas. Y si su principal argumento fue decir que este grupo esta extinto, esto es totalmente utópico; pues, hace falta ver los distintos titulares de prensa, para darse cuenta, que todavía se organizan en disidencias criminales y terroristas.
Es decepcionante que un organismo estadounidense, no respalde a un país vecino que siempre ha estado arrodillado ante sus designios. Sacar a la cúpula de las Farc, de esta lista, se puede considerar no como un espaldarazo, sino como una puñalada trapera al pueblo colombiano y a todas las victimas que han sufrido de cerca el conflicto, y que ni siquiera han sido reparadas por el daño que han sufrido a manos de los asesinos que hoy ya no son considerados como tal en el escenario internacional. Duele ver que se considere esta decisión como un avance en diplomacia, cuando lo único logrado es la indignación de una parte del pueblo colombiano, que hoy debe levantar la voz para que sus derechos no sean desconocidos y no queden en el olvido.
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