En días recientes se conoció que la escandalosa cifra de tres mil personas ajenas al conflicto armado ejecutadas por el ejército nacional fue una mentira, en realidad el número es de diez mil, lastimosamente en nuestro país cuando una persona es asesinada se convierte en una terrible tragedia pero cuando asesinan miles es una simple estadística. Las historias, los olores, las realidades y las tristezas de cada familia que ha perdido su ser querido a manos de la injusticia es ocultada totalmente bajo la frialdad de los dígitos que por más que se quiera no dejaran de ser números.

Estudiante de Derecho
Universidad de Cartagena
Quienes usaron la atrocidad como forma de hacer política, como forma de ganar popularidad en criminal complicidad con los grandes medios de comunicación, hacen el borrón y cuenta nueva. Mientras los segundos se desgarran en sus imprentas, micrófonos y cámaras con aires de neutralidad pidiendo que le caiga todo el peso de la ley a los cabecillas de las Farc, por ser los dirigentes de dichos ejércitos ilegales que causaron muerte a ajenos del conflicto armado, venden a los señores de la guerra como una especie de patriotas que en su misión libertadora cometieron pequeños errores humanos.
Hoy, quienes han desangrado a la sociedad de distintas formas, a nuestras personas humildes, pretenden reelegirse para perpetuar su mezquino fin de seguir desangrando las arcas del estado, son vampiros que han demostrado en doscientos años despreciar a la sociedad, por más que sus discursos hablen de protegerla, sus acciones la destruyen, jamás les ha interesado buscar la verdad en los hechos, jamás les ha interesado buscar soluciones a los problemas.
Ahora más que nunca se tambalean los señores de la guerra, son vampiros que se encuentran empantanados en una sociedad emergente que ya no les cree sus discursos con los cuales solían impresionar a la gente con verborrea presuntuosa y se la ganaban. Intentaron comprar la conciencia de las personas humildes en cada elección y les funciono, aun les funciona pero hoy les funciona menos que ayer, lo saben y por eso recurren al miedo como estrategia. La ciudadanía les responde con esperanza y valentía, a diario a través de expresiones que parecen pequeñas e insignificantes, con acciones dispersas e involuntarias, les demuestran que la sociedad poco a poco adquiere conciencia, por lo que sus días en el poder están contados, hagamos que esos días sean hasta el 27 de mayo, se puede.