La crisis de la educación superior se ahonda, el gobierno ha demostrado tener otros intereses en su agenda, entre ellos profundizar la crisis y al igual que con la salud terminar dando la educación al capital privado. Seguir pretendiendo que no está ocurriendo nada a nivel nacional será como la fábula del Antílope que estaba en la pradera y se dio cuenta del león que lo acechaba pero creyó que si lo ignoraba este no lo atacaría.

Similar situación nos ocurre en la Universidad de Cartagena donde muchos creemos que si ignoramos la actual situación o si hacemos como si nada estuviese ocurriendo las cosas se solucionarán por si solas en su transcurso. Algunos menos optimistas intentan luchar en contra, pero antes de iniciar cualquier acción se ponen barreras; “¿debemos luchar por la educación? sin duda alguna, ¿Cómo lo hacemos? De una forma que no incomode a nadie, y por supuesto que no me incomode a mí. Tales son los tristes razonamientos de gran parte de la comunidad udeceista.
Las reformas están, la voluntad política del gobierno para hacerlas también, ante semejante arremetida la Universidad necesita estudiantes que demos todo, hasta la última gota como lo hicieron en 2011 nuestros predecesores, estudiantes que luchen por ser escuchados y para ello tenemos que ser estudiantes que se meten de lleno en la lucha y no estudiantes que dedican las tardes libres a luchar por la educación. Por supuesto que lo primero implicará en muchas ocasiones que no asistamos a nuestra clase favorita, que nos pongan inasistencia, que tengamos que realizar un supletorio e incluso que tengamos que culminar el periodo académico después de lo establecido, ¿vale la pena hacer ese sacrificio para lograr que la Universidad de Cartagena siga existiendo, o por lo menos para que siga siendo pública?.
Finalmente, dice una hermosa frase “Dime qué país quieres y te diré qué educación necesitas”, si queremos un país, o sin irnos tan lejos una ciudad como la actual donde la corrupción y la Sinvergüenzura es el orden establecido, cerrar la Universidad de Cartagena sin duda es el camino, si queremos lo contrario, una ciudad crítica y llena de ciudadanos conscientes y cívicos el camino es la lucha por la mantener la Universidad de Cartagena pública, y esto implica luchar no solo porque no se congele o recorte el presupuesto, sino porque se amplie, puesto que un estudiante más en un salón es un buen ciudadano más en la sociedad.
Luchemos sin barreras por una educación pública y de alta calidad.