El pasado jueves 19 de Abril, en las instalaciones académicas de la universidad Libre (seccional Cartagena), todo ciudadano cartagenero pudo presenciar, ya sea de forma física, o por medios virtuales, las disertaciones de los hasta ahora ocho (8) candidatos a la alcaldía. Aclarando que son ocho candidatos en cuanto el consejo electoral no de solución a la situación de inhabilidad del señor Quinto Guerra.
En dicho debate, si algo se pudo enmarcar con claridad, es que la situación política de la ciudad amurallada se encuentra en alerta roja. Problemas latentes respecto al manejo de lo público y asuntos de competencia distrital, fueron abordados de forma sucinta por cada candidato; que la verdad en vez de entrever soluciones solo buscaban resaltar más problemas.
Para las personas que aún no han podido observar el debate, este aún se encuentra disponible en la página de Facebook del periódico, para lo cual los invito a observarlo y crear sus propias consideraciones al respecto; por mi parte esbozare mis opiniones a continuación.
No es ningún secreto que la ciudad de Cartagena se encuentra en crisis política desde hace más de una década. Muy a pesar de la significancia que este distrito carga para la economía del país; ya sea como destino turístico, o sus posesiones privilegiadas, como son los monumentos patrimonio de la humanidad, largas extensiones de hermosas playa, y destinos representativos de la historia patria; Cartagena ha sido el completo ejemplo de la muerte desangrada de una ciudad en manos de la miserable corrupción. Repito, un problema de voz populi que cada habitante residente en esta hermosa ciudad con los pies en la tierra tiene rayado en la cabeza.
En el desarrollo de un debate, que resultaba más que necesario para poder obtener mayor cercanía del pueblo cartagenero hacia los candidatos, estos presentaron sus quejas de forma pública, al considerar imposible exponer la totalidad de sus propuestas por el apremio de tiempo, y la verdad se debe reconocer que en un evento donde existen tantos candidatos que deben hablar, y con una exagerada cantidad de temas sobre la mesa (que resultan pocos para los que agobia a la ciudad) el tiempo resulto un enemigo involuntario de los fines principales del evento. Una verdadera pena.
Sin embargo, por mi parte considero que las cartas puestas en la mesa, dan suficiente conocimiento al votante verdaderamente interesado sobre la situación política de la elecciones, para que este pueda generar sus propias conclusiones; y es que a pesar de la dificultad del tiempo, considero que en un debate nutrido de polémica y de tantos problemas arrojados de todos los frentes intervinientes, fueron extremadamente escasas las soluciones entregadas por los candidatos. Y es que dentro de una planificación de gobierno que lo que precisamente agobia es el tiempo, pues estas elecciones atípicas invisten al próximo alcalde por un periodo de poco más de un año, ¿No necesitamos soluciones prontas sobre el tiempo? Deja mucho que desear que los aspirantes a ser la solución de tantos problemas, necesiten resaltar, y resaltar, y gritar a viva voz los problemas en vez de proponer soluciones, Cartagena corre contra el tiempo, y lo que cada Cartagenero necesita es tener prontitud de respuestas a los interrogantes planteados en ese Debate. Los cuales no pude oír pues a causa de más quejas y problemas que conozco de sobra, y constantes fricciones entre los mismo aspirantes, que se preocuparon más por desprestigiar al otro, que de hacer más visible lo propio. Típica falacia política.
Mientras aun nos encontramos en un periodo de total dependencia politiquera, el tan ansiado auge de la ciudad, en el que aún muchos Cartageneros creemos, no se avecina por el horizonte futuro del corralito de piedra. Y no me quiero dar a mal interpretar, no se trata de afirmar que ninguno de los candidatos sea bueno, por el contrario en realidad se ve muchas capacidades en la gran mayoría de estos; sino que por el contrario, busco resaltar, al respecto de la situación histórica del distrito, que lo que menos necesita la ciudad ahora son problemas, pleitos y discusiones. Necesita empeño, valor, fuerza, y sobre todo prontitud.
Y es que mirar hoy en día a mi amada Cartagena, es como ver a ese niño brillante, con tanto para dar y ofrecer al mundo, pero que por causa de terceros este regresa vapuleado, golpeado y herido, con el peso de saber que esa sociedad cruel de allá afuera no cree en él y lo miran como un ser acabado. Y definitivamente como dice aquella vieja oración, “Los trapitos sucios se lavan en casa”, lo único que puede reponer y reanimar a aquel niño acabado y destruido es aquella madre amorosa y guerrera, la cual entienda que más que cantaleta pasional, o gritarle al resto de vecinos los problemas de su casa, lo vuelve a poner en pie, lo limpia, le da alimento, aliento, ánimo y lo exhorta al camino de grandeza por el que vino, y el camino de grandeza por donde debe continuar.
Así que estimado lector, este 26 de Mayo cuando salga con cedula en mano a ejercer su derecho de elección, quisiera solo referirme a un consejo. Cartagena no es corrupción, ni vandalismo, créame que Cartagena es mucho más que unos simples monumentos históricos que muestran lo que era y ya no es; esta ciudad va más allá que los problemas de administración publica o de inseguridad social, Cartagena no necesita cantaletas referidas a problemas, ni charlas que no llevan a un trasfondo, Cartagena necesita amor, necesita un líder que ejemplifique el verdadero orgullo Cartagenero, el cual es lo único que puede solucionar el momento difícil de nuestra ciudad. Por eso al momento de votar, le sugiero que no lo haga desde la estrategia, la conveniencia o la decidía, hágalo desde el corazón, porque créame cuando le digo que al mayor problema de Cartagena en todos estos años, es la falta de amor que se merece.
Por Ricardo Cano
Estudiante de Derecho Universidad De Cartagena