Los días 20 y 25 de agosto el público colombiano tendrá la oportunidad de deleitarse con la obra maestra del prolijo director neoyorquino Stanley Kubrick: Barry Lyndon. Es un largometraje de época con un guion perfectamente adaptado, una cinematografía impecable, dirección artística deslumbrante y una exquisita banda sonora, que lo llevaron a ser nominado a los premios Óscar en 1976.
Basada en la novela del británico William M. Thackeray, el filme narra las vivencias de Barry un pícaro irlandés de finales del siglo XVIII que experimentó en su juventud una serie de desgracias y calamidades: orfandad, fracaso amoroso, duelo, guerra, deserción y robo. A causa de esta etapa desafortunada de su vida, el protagonista busca a toda costa escalar en las jerarquías sociales sin saber que este camino lo llevará a conocer la verdadera vergüenza humana.
Si usted es un amante del séptimo arte y no ha visto aún esta película, tiene una cita pendiente con el cine. Consulte la cartelera de su ciudad, para conocer las 21 salas de las 12 ciudades del país (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga, Ibagué, Villavicencio, Manizales, Armenia, Popayán y Pereira) donde se puede disfrutar del ciclo de Stanley Kubrick.
“Una ofensa que acalla inocencia y amorosidad, y despierta orgullo, avaricia y crueldad. No, nada bueno puede obtenerse”-Barry Lyndon
Después del contundente éxito que tuvo 2001 odisea del espacio, el visionario director se embarcó en un misión ambiciosa y atrevida: llevar a la gran pantalla la historia del revolucionario Napoleón Bonaparte, amo y señor de Europa durante los quince primeros años del siglo XIX, con quien compartía la obsesión por el control minucioso de sus empresas y una pasión desmedida por el ajedrez. Sin embargo, a pesar de la extensa investigación y fascinación que tenía Kubrick por este personaje, el temor de los estudios hollywoodenses hizo que su cometido no llegara a cumplirse debido al fracaso en taquilla que tenían las epopeyas fílmicas en aquel tiempo.
Después de llevar a cabo La naranja mecánica la confianza por las obras realizadas por el director incrementó, pero tuvieron que pasar 4 años para que regresara su obsesión por los dramas de época, esta vez sin Napoleón, ya que se propuso crear una de las películas más hermosas e innovadoras que jamás se hayan hecho: Barry Lyndon. El director no sabía explicar por qué se sintió tan atraído por la novela de William M. Thackeray, sólo supo que era brillante y merecía ser llevada a las salas de cine. En esta película Kubrick continúa hablando del devenir de un ser humano centrado en sentirse superior y no en construir un futuro común. Además retrata el papel nocivo de las instituciones en la sociedad y las ansias de poder del ser humano para lograr la gloria.
Para retratar el estilo de vida de la aristocracia inglesa, así como los valores, tradiciones y características sociales bajo las que se regían, Kubrick planeó todo minuciosamente. El director quería que fuera una experiencia visual comparada con la contemplación de una pintura del mismo siglo en que se concibe la historia. De hecho muchos críticos han comparado las escenas del filme con pinturas de maestros como John Constable, George Stubbs, William Hogarth o Thomas Gainsborough.
“Un hombre escribe una novela, un hombre escribe una sinfonía, es esencial para un hombre hacer una película” – Stanley Kubrick
Protagonizado por Ryan O’Neal, este filme de más de tres horas de duración costó aproximadamente 11 millones de dólares que se vieron reflejados en cada uno de los aspectos: vestuario, maquillaje, diseño de producción, fotografía y, lo más determinante, la iluminación. Kubrick y el fotógrafo John Alcott decidieron filmar las escenas con luz natural tanto en interiores como en exteriores para lograr una mayor similitud a las obras pictóricas. Su objetivo era algo muy difícil de lograr, tanto así que para poder cumplir con su cometido requirió la ayuda de la NASA. Por aquel momento, la agencia espacial le había encargado a la empresa alemana Carl Zeiss la fabricación de 10 lentes de gran apertura de diafragma que fueran capaces de capturar imágenes satelitales, en específico del lado oscuro de la Luna. Seis de estos lentes fueron enviados a la NASA y otros tres a Stanley Kubrick para filmar Barry Lyndon. El lente Zeiss estaba pensado para tomar fotografías, no para filmar, así que el director, junto al inventor Ed Di Giulio, hicieron algunas modificaciones a las cámaras para soportar el lente.
Igualmente, el vestuario fue fundamental para recrear a la perfección una sociedad burguesa de la época napoleónica. Se ha llegado a manifestar que los trajes y vestidos utilizados en la película eran auténticos del siglo XVIII, pero realmente sólo lo eran unos pocos. La mayoría de trajes fueron creados y diseñados por Ulla- Britt Soderlund y Milena Canonero (quién ganó un premio Óscar por su trabajo) a partir de un exhaustivo estudio histórico y de análisis de las pinturas del periodo hasta obtener la textura más veraz posible en el vestido.
Esta es la décima película del afamado director que marcó un antes y un después no sólo en las historias de época, sino en la tecnología que habría de utilizarse para dar más realismo al cine y convertirlo, desde la ficción, en un retrato de las sociedades del pasado. Barry Lyndon es otra de las películas del director que representaron el futuro del cine, un sueño que llega hoy al país para deleitar con su multiplicidad de detalles.
BOGOTÁ: ANDINO, AVENIDA, CHILE, CALLE 100, GRAN ESTACIÓN, UNICENTRO, TITÁN CENTRO CHÍA.
MEDELLÍN: SANTAFE MEDELLÍN, VIVA ENVIGADO, VIZCAYA
CALI: CHIPICHAPE UNICALI
BARRANQUILLA: BUENAVISTA
CARTAGENA: BOCAGRANDE
BUCARAMANGA: CACIQUE
IBAGUÉ LA: ESTACIÓN
VILLAVICENCIO: VIVA VILLAVICENCIO
MANIZALES: FUNDADORES
ARMENIA: PORTAL QUINDÍO
POPAYÁN: TERRA PLAZA
PEREIRA: VICTORIA