“Las ideas son más fuertes que las balas”
Llegué a la plaza de la paz a las 6:50 de la tarde del 6 de julio para la ‘Velatón’ que tuvo lugar a nivel nacional por la muerte de los líderes sociales , la cita era a las 6 pero el tráfico me retrasó, además, en Cartagena, las cosas nunca inician a la hora que se tienen planeadas.
Cuando llegué escuché a una mujer hablando, lo hacía con sentimiento, me acerqué con un amigo que me acompañaba para escuchar mejor. Era una mujer negra, hablando del apoyo de la comunidad afrodescendiente a las familias de las víctimas y a los grupos en los cuales se encontraban los líderes, ella apoyaba sus causas e insistía en que denunciar y hablar con la verdad no era motivo para ser asesinado.
Me encontré con un amigo, me contó que había salido de su casa a las 6 de la mañana para ir a su trabajo, pero que se había hecho la promesa personal de asistir a la manifestación, que más me parecía a mí una santuario por tantas velas encendidas.
Mi amigo me contó que hacía media hora, todo estaba más lleno, que habían hablado muchísimo, y sobretodo que las palabras dichas por los que se atrevían a tomar el micrófono para hablar, eran tan sentidas que daban ganas de llorar.
Continué escuchando junto a mi amigo, ahora hablaba otra mujer, era bajita, pero con una voz poderosa, y también leyendo los carteles que tenían frases como “los líderes viven, la lucha sigue”.
Una persona me tocó el hombro, la abracé fuerte, se trataba de otra amiga que no veía desde el viaje que hicimos hace poco más de un mes. Ella estaba completamente radiante, como si las luces de las velas y las palabras de los voceros, le hubiera devuelto un poco de esperanza a su corazón. Mi amiga trabaja como profesora de historia en la Universidad Tecnológica de Bolívar y es una de las personas más brillantes con las que me he topado en la vida.
Me regaló una vela para que yo también dejará una huella y me contó que habían estado hablando líderes de la comunidad LGTBI, de comunidades afros, personas que dirigen colectivos en contra de la violencia, me habló también de la intervención de un sacerdote, que pidió por las vidas que han sido apagadas por las injusticias de un país cuya historia se escribió con sangre.
También me contó que habían estado personas de la Colombia Humana, que a pesar de ser un partido político y saber que ese no es espacio para hacer ese tipo de política, quisieron mostrar su apoyo, porque después de todo, la última víctima fue una persona de ese partido.
Fueron demasiadas emociones, me encontré a muchos amigos allí que se unían a la causa.
Mi celular vibró, un amigo me envió fotos desde Arjona, donde también se encendieron velas, a esa hora, 7:37 de la noche, en Colombia se estaban encendiendo luces de esperanza, luces que querían decir que aunque se hayan apagado algunas voces, no se han apagado las ideas y los principios.
“Pero nuestras muertes serán faros resplandecientes que seguirán alumbrando el camino de un nuevo país próspero, soberano, libre, pacífico y libertario”, decía la voz de un hombre que hablaba en frente de la bandera de Colombia rodeada de velas en un gran círculo de apoyo, mientras yo me alejaba.
Se restaura la fe y se resaltan las convicciones, la ciudadanía le dijo al gobierno y a los causantes de estos crímenes, que nos importa lo que pase, que no queremos seguir contando muertes, que las más de 50 ciudades de Colombia y del mundo que hicieron velatón esta noche, no quieren más guerra, solo buscan: ‘Libertad y orden’.