Por: Daniel Herrera Blanco:

 

En el Centro Comercial Andino de Bogotá, una pareja gay fue víctima de discriminación por parte de un empresario de Bogotá, quien los confrontó e hizo un escándalo debido a que, según él: “los jóvenes estaban haciendo actos obscenos frente a los niños”, no siendo suficiente con todo el espectáculo que armó este señor, la Policía Nacional llegó al lugar en cuestión, escuchó ambas partes e imputó un comparendo de 3 Salarios Mínimos Vigentes (casi 2 millones y medio de pesos) a los jóvenes por realizar actos sexuales que generen molestia en la comunidad. ¿La multa fue justa? o ¿es que acaso los jóvenes fueron multados por su orientación sexual?.

Horas después del suceso que se hizo viral en redes sociales, la gerente del C.C Andino analizó los videos de las cámaras de seguridad, para posteriormente aclarar que los jóvenes no estaban haciendo nada malo, solo se dieron un pico y se abrazaron (como lo haría cualquier pareja hetero), ¿es esto malo? No, claro que no, lo que sí es malo y se evidencia en este caso es la profunda homofobia y discriminación que existe en Colombia.

En Cartagena, en una encuesta realizada en el año 2018 por “Cartagena, cómo vamos” se encontró que solo el 18% de los encuestados respetaban a las personas con diversa orientación sexual y casi el 60% manifestó que el acceso a puestos de trabajo en Cartagena se ve truncado para muchas personas debido a la discriminación por identidad de género u orientación sexual, lo peor del cuento es que esto es considerado “normal”.

La discriminación no tiene límites, créanme cuando lo digo, el acoso que vivieron los muchachos del incidente en el C.C Andino es el mismo que viven miles de personas en el día a día de este país. Como ejemplo de ello podemos citar lo que vivió Sergio Urrego, un joven estudiante de Bogotá quien se quitó la vida el 4 de agosto de 2014 debido a los actos homófobos de los que fue víctima.

Estos actos son alimentados por una monumental cantidad de desinformación y mentiras que se esparcen de boca a boca por la gente, en especial por iglesias que interpretan libros a su voluntad para satanizar a personas por amar y líderes políticos quienes, usando su influencia sobre las personas, incitan al rechazo hacia la comunidad LGBT y a leyes que puedan ayudar a la inclusión de esta, como el famoso pastor Soto, un pastor chileno que se hizo viral por pisar la bandera símbolo del orgullo gay.

Colombia no se queda de lado y tiene la versión colombiana del pastor Soto, pero más subida de peso, con Oswaldo Ortiz, un pastor y político que sube videos a sus redes sociales incitando al odio hacia la comunidad LGBT.

 

¿Les pareció todo eso duro?

Si todo eso les pareció duro es porque aún no han visto el caso de las personas trans, un 80% de ellos mueren antes de los 35 años y el 41% de toda su población ha reportado intentos de suicidio (tasa que es la misma para trans antes y después de operarse). Si de por sí ser gay, lesbiana o bisexual es difícil, ser trans es una auténtica pesadilla en Colombia y en toda Latinoamérica, debido a que desde temprana edad la gran mayoría son expulsados de colegios (solo del 57% termina el bachillerato), de comunidades y de sus hogares, lo que muchas veces termina empujando a las personas trans al trabajo sexual y alejándolos de entrar a estudiar una carrera profesional, solo el 7,89% de las mujeres trans y el 14,29% de los hombres trans entran a la universidad.

Pero, ni todo esto ha sido suficiente para que el senado legisle al respecto de los derechos y garantías de las personas LGBTIQ+, “se han hecho los maricas” algunos al no darle suficiente importancia al tema, mientras otros ponen la biblia encima de la constitución (como el senador Silvio Carrasquilla, quien ha manifestado hacerlo) y olvidan que la democracia no es solo el derecho a elegir y ser elegido, sino que también es el sistema que debe de garantizar la inclusión de todos para así poder proteger las libertades y derechos de cada uno de sus miembros.

Es imposible concebir la homofobia en pleno siglo 21, el papa Francisco se pronunció al respecto en una entrevista de la BBC y dijo textualmente: “quien rechaza a los homosexuales no tiene corazón humano”. El pontífice de la iglesia católica ha manifestado estar en contra de la homofobia, lo cual es sorprendente y evidencia que con el tiempo todo se va humanizando.

La homofobia es una cuestión de desinformación y falta de educación, muchas personas siguen creyendo que verse atraído por una persona de el mismo sexo es una enfermedad a pesar de que la Organización Mundial de la Salud la retiró de la lista de enfermedades sexuales en 1990, ¿será que a los homófobos Electricaribe les quitó la luz desde los 90 y por ello no se enteraron? o que no tomaron nunca una enciclopedia y se dieron cuenta de que dentro de la naturaleza existen más de 500 especies que tienen este tipo de comportamientos, por lo que ¿anti natural?, para nada. De hecho, tampoco es algo como lo que dicen de: “eso es algo de ahora”, en Esparta, en la Grecia clásica, en los indígenas norteamericanos y en los pueblos precolombinos era completamente normal ver personas con “comportamientos” homosexuales, es algo que siempre ha existido, lo que sucede es que a partir de la Edad Media la iglesia empezó a satanizarlo como un pecado.

Pero ¿saben?, ¿saben que sí es realmente algo enfermizo y repulsivo?, el hecho de que acosen, señalen, excluyan, rechacen y arruinen la vida de personas solo por su orientación sexual. Señores, el amor no tiene género, ¿a quién le tiene que afectar con quien “carajos” te acuestas, besas o a quién amas? A nadie.

No se hagan los “maricas” y respeten a las personas indiferentemente de su sexo, raza, origen u orientación sexual. El amor no tiene barreras, no hay muro, no hay ley, no hay creencia, no hay señalamiento, no hay, no existe, ni existirá algo ni en esta vida ni en otra que lo pueda parar, amen, amen con locura, como es la única forma sensata de amar y no teman ser señalados o perseguidos, no están solos.

Gracias por luchar por sus derechos, todos, indiferente de ser heterosexuales o homosexuales debemos de sumarnos a esta lucha, porque antes de cualquier etiqueta, somos humanos, todos somos lo mismo por dentro y por ello no debemos permitir que un adjetivo sea lo que nos defina, más amor, menos homofobia. No sea “marica”.

 

 

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