En el barrio Getsemaní se alza la primitiva ermita de San roque, cuya historia se remonta al siglo XVII. Construcción está ubicada en la calle del espíritu Santa, elegida como respuesta a una devastadora epidemia que azotó la ciudad a mediados de siglo.
El desespero de la época y fuerte fe cristiana, llevo al cabildo de Cartagena a emprender esta edificación en un complejo conformado en hospital y una ermita dedicados a San roque, un santo protector contra las plagas, enfermedades, una obra, concebida en 1654, que estuvo a cargo de los religiosos de la orden de San Juan de Dios, quienes se encargaban de la atención de los enfermos.
Estas obras enfrentaron complicaciones. A tan solo dos años de iniciarse, en 1656, fueron suspendidas por orden de la Corona española, por rumores de que el proyecto tenía como objetivo beneficiar a religiosos, provocando una interrupción en la construcción.
Religiosos, decididos a completar la obra, apelaron al Consejo, que tras una revisión resto la credibilidad a las acusaciones y ordenó la continuación de la construcción. La ermita y el hospital finalmente se completaron, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y fe en tiempos de crisis.
Se mantiene como un monumento a la historia de Cartagena. Con su planta rectangular, techumbre de madera, campanario de dos cuerpos y su sobria puerta adintelada, reflejan la funcionalidad y humildad de las construcciones en esa época. Hoy, la ermita de San Roque sigue siendo un recordatorio de la resistencia y la fe de una comunidad que enfrentó la adversidad y buscó refugio en su creencia religiosa.