Irene Martínez, una de las figuras más representativas de la música de la Costa Caribe colombiana, nació el 31 de diciembre de 1923 en el corregimiento de Gamero, jurisdicción del municipio de Mahates, en Bolívar. Su legado musical sigue vivo gracias a la magia de su voz, que logró inmortalizar éxitos que hoy son clásicos de la música popular, como «La bomba», «Mambaco», «Se va, se va» y muchos otros.
A pesar de haber nacido en una época donde las mujeres raramente se destacaban en el ámbito musical, Irene supo abrirse paso con determinación y talento. Aunque su carrera despegó cuando ya se encontraba cerca de los 60 años, su impacto fue inmediato. Integró el grupo Los Soneros de Gamero, donde su voz poderosa y cálida se convirtió en la esencia del conjunto, dándole un lugar preeminente en la historia de la música de la región.
El camino al éxito no fue sencillo. En sus primeros años, Irene y su grupo lucharon por conseguir apoyo en una industria musical que no siempre estaba dispuesta a reconocer su talento. Después de meses de tocar puertas, lograron grabar su primer disco, El Lobo en una pequeña empresa discográfica casi desconocida. Esta canción, que rápidamente se convirtió en un éxito, fue uno de los primeros temas que sonó en Radio Reloj de Caracol y, poco después, en todas las emisoras del país. La Costa Caribe, especialmente, la adoptó como una de sus grandes voces, y sus discos se vendían como pan caliente.
A partir de ese momento, el repertorio de Irene Martínez se llenó de éxitos populares que resonaron en cada fiesta y celebración, no solo en la región Caribe, sino en toda Colombia. Temas como A pilar arroz, Rosa, Mambaco, Se va, se va, El negro negrito, El ron está sabroso, La penca y Adelina fueron solo algunas de las más de 200 canciones que dejó grabadas en 17 discos de larga duración. Estas composiciones no solo marcaron la pauta de la música tropical, sino que se convirtieron en himnos de la alegría y la fiesta en la región.
El reconocimiento a su labor fue contundente. Irene Martínez fue galardonada en cuatro ocasiones con el prestigioso Congo de Oro en los Carnavales de Barranquilla, y durante muchos años fue declarada «fuera de concurso», un reconocimiento que subraya la trascendencia de su música y su influencia en la cultura del Caribe colombiano.
Irene Martínez, con su pasión por el canto y su dedicación incansable, dejó un legado que sigue vivo en cada rincón de la Costa Caribe. Su voz sigue siendo un símbolo de la tradición musical colombiana, un legado que continúa emocionando a nuevas generaciones y que demuestra que el arte y la gloria no tienen edad.
Fuente. Radio nacional de Colombia