El plátano no es solo un ingrediente más; es un ícono de la gastronomía local. Es fundamental en la cuidad cartagenera desde su llegada a América y se ha transformado en el delicioso patacón, un plato que captura la esencia del Caribe colombiano. Su historia se entrelaza con la de la ciudad, convirtiéndose en un símbolo de tradición y resistencia.
El patacón, también conocido como tostón o frito, se ha ganado un lugar privilegiado en la mesa de los cartageneros, siendo el acompañante ideal del pescado frito. Prepararlo es un verdadero arte: se utilizan plátanos verdes, que son sazonados y fritos para lograr esa textura crujiente que tanto gusta.
En kioscos como el de la familia Díaz, en el Centro Histórico, los visitantes pueden disfrutar de este manjar, preparado con secretos familiares que realzan su sabor.La versatilidad del patacón es otra de sus grandes virtudes. Puede servirse de múltiples maneras desde las clásicas porciones con queso blanco con suero costeño hasta los creativos «patacones con todo», que combinan una variedad de ingredientes en una sola porción.
Esta diversidad lo convierte en un atractivo no solo para los locales, sino también para los turistas que buscan probar la auténtica comida cartagenera.Preservar la tradición del patacón es vital, ya que representa el patrimonio cultural de Cartagena. Cada bocado ofrece una conexión con la rica historia de la ciudad y su gente, transformando la experiencia de comer en una celebración de identidad y pertenencia. Sin duda, el patacón es un plato que todos deben degustar al visitar esta emblemática ciudad del Caribe.