Por Alvaro Morales de León
Bien puede decirse, con fundamentos, que en Cartagena, diecisiete años de restricciones al mototaxismo no han sido más que un total fracaso y un desatino con grandes afectaciones a la movilidad, a la economía que mueve este oficio, pero sobre todo a la economía y al sustento de los hogares de quienes derivan su sustento de esta actividad.
Las restricciones parten del año 2006 cuando el 4 de septiembre de este mismo año el gobierno nacional expidió un Decreto declarando la ilegalidad de este servicio de transporte en todo el territorio colombiano, Decreto que sirvió para que el entonces alcalde de la ciudad, Nicolás Curi Vergara, expidiera las primeras medidas restrictivas para la circulación de motos en Cartagena, estableciendo el primer viernes de cada mes el día sin moto.
También estableció el alcalde Curi la restricción para la circulación de motos entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana, y la prohibición de ingreso al Centro Amurallado.
Llegado el gobierno de Judith Pinedo se pasó a dos días sin moto durante el mes, se pasaba del primero al segundo viernes y se adicionaba el último de la correspondiente mensualidad.
Toda restricción que a la circulación de motos se ha decretado en Cartagena ha ido acompañada de su respectiva protesta, probablemente, y con razón dado que con las mismas se afecta a los casi 450.000 cartageneros que viven en condiciones de pobreza, aparte de la grave afectación que se le produce al ya deficiente servicio de transporte público que aún no alcanza al cubrimiento de todos los sectores de la ciudad.
Erradicar el mototaxismo no será fácil, y mucho menos posible dada la necesidad que tienen los mototaxistas para obtener ingresos y los ciudadanos de movilizarse de forma rápida y hacer uso de este medio por ser el único disponible en ciertos sectores de esta ciudad.
La promulgación de decretos restrictivos al mototaxismo pareciera ser un verdadero galimatías, una verdadera “enredalapita” que constantemente vive cambiando las disposiciones, como la circulación con parrillero, hombre y mujer, la prohibición de acceso a ciertos sectores, los días sin moto, antes los viernes ahora los lunes, medidas que no reflejan ni han reflejado beneficios para la mejorar la seguridad o para mejorar la movilidad. Nada ha servido.
Para lo que sí han servido todas estas improvisaciones del gobierno distrital con el mototaxismo es para complicar la movilidad ciudadana y para afectar el sustento diario de las más de 70.000 familias de mototaxistas que derivan su sustento diario de esta actividad de transporte que aunque ilegal o irregular es útil para los ciudadanos.