En el corazón del barrio Manga, Antonio “Toño” Flórez se ganó un lugar inolvidable en la memoria colectiva de Cartagena. Más que un simple tendero, Toño fue el creador de una tradición, elevando una bebida popular a la categoría de símbolo del barrio.
Su tienda, conocida por todos como “La Tienda de Toño”, no solo era un lugar para abastecerse de lo básico, sino un espacio donde las risas y las historias se compartían entre los vecinos, mientras se disfrutaba del famoso jugo de maíz que Toño servía con cariño.
El cartel que colgaba en su tienda, “Un jugo de maíz para un día feliz”, no solo era un lema comercial, sino una promesa de buen sabor y buena compañía. Y es que, para los habitantes del barrio Manga, un vaso de ese jugo refrescante era sinónimo de alegría, sobre todo en esos momentos de charla y risas entre amigos. Toño, con su simpatía y su capacidad para recordar el nombre de cada cliente, hizo que su tienda fuera más que un negocio; era un punto de encuentro, un lugar donde todos se sentían parte de una misma familia.
Lo curioso de Toño era su peculiar manera de corregir a los novatos: “¡Chicha no, jugo de maíz!”, solía decirles con una sonrisa. Y es que para él, esa bebida no era cualquier cosa; era el alma del barrio, la bebida que representaba su esencia y la de sus vecinos. Desde entonces, las chichas de Toño pasaron a la historia como los jugos de maíz más famosos de Cartagena.
Fotos. A quien corresponda.
Fuente. Cartagena A Capella.