MinEducación propone ajustar la jornada escolar y flexibilizar las horas docentes

Happy elementary school teacher giving high-five to her student during class in the classroom.

Una nueva polémica ha surgido en el ámbito educativo de Colombia tras la publicación de un borrador de decreto del Ministerio de Educación, dirigido por Daniel Rojas, que propone ajustes significativos en la jornada escolar. El borrador, que busca modificar el Decreto 1075 de 2015, plantea reducir el tiempo que los docentes dedican a la enseñanza en las aulas, una medida que ha generado una fuerte controversia y críticas desde diversos sectores educativos.

La propuesta más destacada del decreto es la reducción de la asignación académica semanal de los docentes de educación básica y media, que pasaría de un total de ocho horas continuas de enseñanza a un máximo de seis horas. De acuerdo con el borrador, las dos horas restantes se destinarían a «tareas autónomas de su cargo», sin especificar de manera detallada cuáles serán estas tareas, lo que ha generado inquietud entre los educadores y sindicatos.

La reducción de las horas de clase continuas para los docentes se considera uno de los cambios más relevantes y polémicos. Los profesores, que hasta ahora cumplían con una jornada de ocho horas diarias, verían recortado su tiempo de permanencia en las aulas, lo cual podría implicar una reorganización significativa de la dinámica educativa. En lugar de dedicar ocho horas a la enseñanza y a actividades complementarias, los docentes tendrían que organizar su tiempo de manera diferente, con la intención de reducir la carga laboral directa en las aulas.

El Ministerio ha señalado que este ajuste busca mejorar la calidad de vida de los docentes y optimizar los tiempos dedicados a la planificación pedagógica, las reuniones de trabajo y las tareas administrativas. Sin embargo, el principal punto de crítica es que, según varios expertos, la medida podría estar desconectada de la realidad escolar del país, donde los docentes, en muchas ocasiones, enfrentan sobrecarga de trabajo, escasez de recursos y condiciones laborales precarias. Además, se cuestiona la viabilidad de implementar este cambio en las instituciones con jornadas dobles, donde la organización del tiempo de los profesores podría resultar aún más compleja.

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