“Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía”, Anaxágoras.

Por Álvaro Morales de León

Hoy vuelve a la palestra la elección del Contralor Distrital de Cartagena, y vuelve por los mismos motivos, los de siempre, las mangualas o confabulaciones que se orquestan cuando de elegir a quienes estarán al frente de los órganos de control, se trata.

Cartagena, al igual que muchos otros distritos y municipios de Colombia, no ha sido la única, pero sí la abanderada de los escándalos por el trámite que le da a la elección o escogencia de sus Contralores y Personeros.

Últimamente no ha habido elección de Contralor o Personero que no haya sido cuestionada ni sobre la cual no se tejan mangualas por parte de quienes siempre buscan elegir, bajo preceptos contrarios a las normas, a quien les dé garantías del “tape-tape”, o, por el contrario, o a quién se preste para atacar a sus adversarios políticos; o a quién les abra el abanico de oportunidades para disfrutar de la burocracia y los presupuestos de estos entes de control.

Pero el asunto no es solamente local, en lo nacional el actual proceso de elección del Contralor General de la República, que tiene como base una lista de elegibles producto de una convocatoria pública no es que sea tan diáfano ni transparente como parece, como así lo demuestra la elección del actual, del que no se puede ignorar que siendo yerno del presidente del Partido Conservador, Omar Yepes Alzate, es innegable que su elección no haya sido influenciada por este vínculo familiar y político.

Pero, si algunos cuestionan la presunta intromisión del alcalde Dau en la elección del Contralor Distrital o la de tener candidato propio, según ellos; ¿por qué no cuestionan la legislación colombiana que ha facultado al Presidente de la República para incluir candidato en la terna que se envía al Senado para la elección del Procurador General de la Nación?

Más aún, nuestra misma legislación ha empoderado al Presidente de la República para enviar a la Corte Suprema de Justicia la terna de la cual se escogerá al Fiscal General de la Nación, y que al igual que la del Procurador siempre lleva señal incorporada, muy a pesar que ambos entes de investigación, el uno disciplinario y el otro penal, no investiguen al Primer Mandatario, pero sí a sus Ministros, cosas que resultan siendo lo mismo

Pero el doble rasero para cuestionar comportamientos y acomodarse a las normas es más que claro y evidente en esta ciudad, si para ello tomamos como ejemplo la elección el pasado mes de enero de la actual Personera Distrital, Carmen de Caro.

La doctora De Caro, pudo ser elegida por 14 de los 19 concejales de Cartagena, muy a pesar de estar ocupando la Jefatura de la Oficina de Control Interno de Cardique, entidad de carácter público que, para este tipo de elección se acomoda diciendo que no tiene jurisdicción sobre Cartagena, pero la recupera cuando se trata de reclamar los dineros que ingresan al distrito por concepto de la sobretasa ambiental.

Es entonces, uno el rasero con el que se eligió a la Personera, y otro, en iguales circunstancias, con el que se ha elegido al nuevo Contralor Distrital, el señor Héctor Consuegra, quien fungía, al igual que la Personera, en un cargo similar, el de Jefe de la oficina de Control Interno de Edurbe.

Finalmente, de la Contraloría Distrital de Cartagena recordamos aquella época en que estuvo capturada política y burocráticamente por el tristemente célebre exconcejal y exsenador; Javier Cáceres; también recordamos el paso de un huracán, llamado Evaristo Ujueta, y últimamente, el de la fracasada Nubia Fontalvo.

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