Por Neiver González
A comienzos del siglo pasado el matemático y filósofo ingles Alfred North Whitehead escribió más o menos así: toda la filosofía occidental consiste o es una serie de notas a pie de página de la filosofía de Platón. En concordancia con este pensamiento están varios docentes del programa de filosofía en la Universidad de Cartagena que sostienen que la filosofía es solo lo que los antiguos pensaron, en la medida en que ellos se ocuparon de todos o casi todos los problemas universales que hasta hoy hacen parte del núcleo temático de esta disciplina. En consecuencia, la filosofía antigua en general y en particular la platónica, tienen vigencia en problemas como la justicia, el bien, la verdad, etc. siguen siendo problemas contemporáneos vigentes.
Contrario a lo que por asociación y desinformación se tiende a pensar de Platón, él fue un filósofo que se ocupó de los asuntos del mundo terrenal, de asuntos como la moral y la política que afectan a los hombres en su cotidianidad. En el dialogo platónico el Gorgiasverbigratia, se abordan temas como el fin u objeto de la política, la función del político en el poder, la justicia, etc. es más algunos autores y algún profesor de la Universidad de Cartagena, piensan que antes de leer la Republica del Platón se debería leer el Gorgias en orden de avizorar y comprender consideraciones que están detrás de las afirmaciones que el autor hace en la Republica.
La vigencia de este dialogo está en consonancia con la critica que normalmente se hace desde América Latina en contra de la ética dominante de los países del capitalismo central, cuyos países que lo integran ejercen un imperialismo por medio de la coacción económica y hasta militar sobre los países del capitalismo periférico. Este hecho hace recordar aquello que Otto von Bismarck en el siglo XIX denominó Realpolitk, pero que mucho antes en el siglo III a. C. fue expuesto esencialmente por Calicles, quien distingue entre de ley natural (physis) y ley por convención (nous), siendo esta última contra natura, pues es una medida establecida por los más débiles para contener el accionar del más fuerte que por naturaleza tiene derecho a someter a los más débiles, a desterrarlos y expropiarlos, dado que por naturaleza los fuertes, según Calicles, deben tener más que los débiles.
Hoy el hecho más reciente que da cuenta de esta ley del más fuerte es la invasión y anexión de territorios ucranianos por parte de Rusia, quien bajo la consigna “porque quiero, puedo y no me da miedo” nos deja en claro que el poder efectivamente tiende a sobrepasar sus límites. Enrique Dussel, al igual quizá que Sócrates, piensa que esta moral imperialista que justifica el accionar de estas potencias a someter a los otros, como antes en el 416 a.C. el imperialismo ateniense exterminó a los Melos, se funda en la idea de que el dialogo solo es posible entre iguales -entre fuertes- mientras que entre el fuerte y el débil solo puede haber dominación por parte de uno hacia el otro.
Frente a esta moral criticada por Sócrates en el dialogo y hoy criticada por la filosofía de la liberación, Sócrates, de la misma manera que la Ética de la liberación, propondrá una ética que permita el dialogo mediado por la razón entre fuertes y débiles que permita establecer lo más conveniente para todos los implicados – débiles como fuertes-.
En resumen y para no extender esta corta reflexión, me encuentro convencido que ante abusos como los de Rusia en Ucrania, Estados Unidos en el medio oriente y América Latina, China en el Tíbet, Europa en África se torna imperativo hoy aquella función de la filosofía que me sugirió un profesor de Platón a partir de una lectura que Leo Strauss hace de los diálogos de Platón cuando en ellos Sócrates refuta la erística de Eutidemo y media o calma sus impulsos de poder. La filosofía hoy debe mediar los impulsos tiránicos de estas naciones que se hacen respaldar de esta moral imperialista del más fuerte, para pasar a una cultura del diálogo racional entre naciones –sean débiles o fuertes- que busque lo más conveniente para todos