La Carcel Departamental de San Diego, existió originalmente, en la época colonial, el lugar fue un convento donado en 1608 por el mercader portugués Jorge Fernández Gramajo, quien tal vez lo hizo como una forma de expiar sus culpas por su implicación en el comercio de esclavos.
El convento funcionó como tal hasta 1821, cuando el claustro pasó a albergar la Escuela Náutica, un centro de formación crucial para la Cartagena del siglo XIX.
En 1833, la edificación se transformó en un lugar destinado al cumplimiento de penas, la cárcel, conocida en sus primeras décadas como «El Penal de San Diego», se convirtió en un centro penitenciario que, a lo largo de los años.
A mediados del siglo XX, el edificio pasó a funcionar como hospital psiquiátrico entre 1968 y 1976, debido a la creciente necesidad de atención médica especializada.
En 1976, después de esta etapa, la edificación se transformó en lo que muchos cartageneros recordarían con nostalgia como la Escuela de Bellas Artes, un centro educativo dedicado a la cultura y las artes.











