La Iglesia de San Pedro Claver, ubicada en la Plaza de San Pedro Claver, uno de los monumentos históricos y arquitectónicos más importantes de Cartagena. Construida a principios del siglo XVIII, testigo de múltiples cambios a lo largo de su historia.
Fue conocida como la iglesia de San Ignacio de Loyola y posteriormente como la iglesia de San Juan de Dios. Enfrentó numerosas vicisitudes tras la expulsión de los jesuitas ordenada por el rey Carlos III en 1767 y nuevamente en los años de 1850 y 1861, en los primeros años de la época republicana en Colombia. En este período, el templo sirvió como parque para el cuartel adyacente, quien ocupó parte del antiguo colegio.
Su arquitectura es un reflejo del estilo jesuítico, su enfoque en la predicación. Su fachada fue tallada en piedra de la isla de Tierra bomba, lo que le otorga un aspecto único. En su interior el altar mayor de mármol, importado de Italia por el obispo Eugenio Biffi, alberga las reliquias de San Pedro Claver en una urna de bronce dorado y cristal, donada por el Papa León XIII.
Sufrió una transformación significativa cuando la cúpula original, conocida como la típica «media naranja», fue reemplazada por la actual, diseñada por el arquitecto francés Gaston Lelarge. Lo que marcó una diferencia estilística notable en comparación con otras iglesias barrocas de la época, según el experto Germán Téllez, quien describió el templo como «una mezcla abigarrada de orígenes estilísticos»
Cuenta con un segundo piso situado sobre las capillas, interconectadas por arcos de medio punto y cubiertas por bóvedas de arista. Los restos de San Pedro Claver, quien dedicó su vida a evangelizar y redimir a los esclavos negros en la Nueva Granada, descansan en el altar de la iglesia. El interior se caracteriza por la sobriedad y severidad de sus elementos arquitectónicos, en contraste con la exuberancia barroca común en otras construcciones de la orden. La fachada de la iglesia es considerada una de las más ricas y monumentales de Cartagena.