Estudios económicos de la OCDE Colombia

Por Gerardo Rodríguez Estupiñan

En mi participación sobre los comentarios del documento “Estudios económicos de la OCDE Colombia”, me permito compartir mis consideraciones que considero son un aporte al debate de políticas públicas orientadas al desarrollo y reactivación económica de nuestro país:

El 70% de las recomendaciones y propuestas sobre las políticas públicas se reducen a profundizar en la eliminación de las cargas fiscales a la contratación, modificar más las normas y a la desregulación sobre el mercado de trabajo.

En el documento se dice muy poco sobre el papel de las empresas para elevar la productividad, la transferencia tecnológica y el aumento de los mercados para incrementar las ventas y los ingresos y se concentra en recomendar políticas ya muy ensayadas y no muy exitosas, como la de liberalizar aún más el comercio internacional por medio de aranceles para profundizar la competencia entre las empresas manufactureras y el comercio, con los resultados ya conocidos de la desindustrialización del País.

Como positivo se encuentra la propuesta de reducción de los tipos de interés, lo cual sin duda estimularía la inversión. Igualmente se encuentra como positivo reforzar el estímulo a la inversión extranjera directa, la cual necesariamente debería traer aparejada la transferencia de tecnología y se debe aprovechar mejor a las empresas multinacionales que operan en el País para modernizar la articulación con las empresas nacionales. El enfoque de profundizar la internacionalización de la economía para potencializarla, debe orientarse estratégicamente hacia la productividad multisectorial con la participación de las empresas grandes y medianas, lo cual, como lo propone el documento reforzaría la inclusión social simultáneamente.

Consideraciones sobre la problemática del mercado laboral y el empleo

El documento recoge las conclusiones de los principales estudios realizados por lo que se podría denominar la corriente principal de los economistas colombianos y extranjeros sobre el mercado laboral colombiano. Andes University (2020), Arango, L. and L. Flórez (2017), Arango, L., L. Flórez and L. Guerrero (2020) Bernal, R. et al. (2017), Broecke, S., A. Forti and M. Vandeweyer (2017) DNP (2019) Eslava, M., J. Haltiwanger and A. Pinzón (2019), Fedesarollo (2021), entre otros.

Con el fin de aportar al debate sobre las consideraciones y recomendaciones que hace el documento, a continuación, se plantean los siguientes elementos con el apoyo de la teoría y los supuestos que les sirven de base:

Casi todos los análisis de lo que se podría denominar la corriente principal de los estudios sobre el mercado laboral y el empleo supone desde la teoría económica laboral estándar que en el mercado de factores, el trabajo se comporta para los empleadores como un bien normal y que el ajuste de la demanda por mano de obra se hace a través del nivel de los precios, es decir de los salarios.

En este enfoque teórico, ante la variación de precios siempre hay que considerar dos efectos: el efecto sustitución y el efecto renta. Cuando el salario baja o se incrementa por debajo de la inflación, el efecto sustitución predice que los empleadores sustituirán por ejemplo bienes de capital más costosos por trabajo que es más barato, es decir generarán más empleo. Cuando los salarios suben, bien sea nominalmente o en términos reales, se sustituirá la contratación de mano de obra por capital y las empresas serán más intensivas en este factor. Al considerar el efecto ingreso, para los empleadores cuando el precio de la mano de obra disminuye, es como si el ingreso del empleador aumentara ya que bajarían los costos de producción y su rentabilidad se incrementaría, lo cual sería un incentivo para contratar más mano de obra, permaneciendo todo lo demás constante.

Bajo este enfoque ortodoxo se vienen prescribiendo para Colombia las políticas públicas sobre el empleo, con las mismas estrategias de solución desde hace más de 40 años. Estas se reducen a bajar salarios y flexibilizar más la contratación.

Estas estrategias nunca han logrado superar los problemas seculares de informalidad, baja demanda, bajos ingresos y disminución de las horas contratadas. La evidencia sobre los resultados de las políticas de empleo y salarios bajo este enfoque han mostrado su incapacidad para estimular a las grandes y medianas empresas para generar un empleo estable y bien remunerado y así lo muestra los resultados que trae el documento de la OCDE.

Es por eso que, sí se comparan las generaciones de trabajadores en Colombia por los cambios de estado de los factores de bienestar de los trabajadores como son la estabilidad y la remuneración, se encuentra que las generaciones actuales de trabajadores laboran en promedio un 30% menos de los 12 meses del año que lo que lo hicieron sus Padres, lo cual no deja de ser al menos paradójico ya que las empresas sí operan durante los 12 meses del año y las cifras de productividad no muestran incrementos significativos o son muy débiles como lo muestra el documento de la OCDE.

En cuanto a los ingresos generados a través de los salarios medidos en dólares, sin considerar la inflación, se observa que tienden a la baja, de tal manera que en el año 2005 el salario medido en dólares era de $ 285 dólares y al día de hoy, 17 años después es apenas de $263, es decir, no sólo ha descendido, sino que está estancado al nivel del del año 2016, con precios del petróleo alrededor de $115 dólares el barril.

Al cambiar los supuestos del enfoque teórico ortodoxo y considerando la mano de obra en el mercado de trabajo como un bien inferior, en el caso de una disminución del precio del trabajo es decir de los salarios, bien sean nominales o reales, se predice que el valor absoluto del efecto renta supera con creces al valor absoluto del efecto sustitución. Esto significa que el empleador al experimentar un aumento de su nivel de ingresos por la baja de los salarios disminuirá la demanda por trabajo ya que cuando los bienes son inferiores, el efecto renta rara vez es suficientemente grande para contrarrestar el efecto sustitución.

Por consiguiente, cuando baja el precio de un bien inferior,[1] en este caso el precio del trabajo su demanda siempre descenderá, ya que el empleador obtiene automáticamente ganancias de productividad por fuera del proceso productivo por la vía administrativa de la disminución de salarios, las cuales se incrementan mucho más con la “flexibilidad” que le da la normatividad laboral, que le permite hacer contratos a término definido por periodos cortos y en el periodo siguiente contratar a menores precios incluso a los mismos trabajadores que tenían en el período anterior.

Es por lo anterior que este enfoque hay que cambiarlo por una visión más amplia y menos restrictiva que la del enfoque ortodoxo. Para ello y siguiendo la línea de los trabajos del profesor de la Universidad de California en Berkeley David Card[2], galardonado con el Premio Nobel de Economía del 2021 por sus «contribuciones empíricas a la economía laboral», ya se ha demostrado que los incrementos en el salario mínimo no solo no destruyen empleo, sino que lo incrementan ligeramente y que tampoco desincentivan la apertura de nuevos negocios ya que los empresarios no generan empleo sobre la base de que el costo de la mano de obra sea bajo sino por el aumento de los ingresos por ventas, es decir, por la ampliación del mercado.

Para la academia nunca ha sido desconocido que el enfoque ortodoxo es muy limitado para explicar la realidad y mucho más para transformarla, ya que para dicho enfoque las llamadas distorsiones de los precios como el salario mínimo y en general en este caso, de los diferentes tipos de trabajo impiden el funcionamiento adecuado del mercado laboral. Sin embargo, bajo esta concepción siempre se minimiza que al ser eliminadas esas distorsiones por medio de las políticas públicas nunca se han resuelto satisfactoriamente los problemas de empleo, informalidad y precariedad salarial del País. Es por eso que las recomendaciones de profundizar más las reformas institucionales a las normas laborales y una mayor flexibilización no sólo no generarán mayores niveles de empleo o de mejor calidad, sino que lo que harán es precarizar más las condiciones de los trabajadores colombianos, consolidar su informalidad y hacerlos más dependientes de las políticas de subsidios del Estado.

Es bajo esa óptica que la propuesta es generar un gran consenso nacional entre empresarios y trabajadores para encontrar la ruta y los mecanismos por medio de los cuales los trabajadores puedan vivir de su trabajo y las empresas puedan pagar los salarios que lo permiten y obtener utilidades.

[1] OECD (2022), Estudios Económicos de la OCDE: Colombia 2022, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/991f37df-es

[2] (2011) Varian, Hal R. Microeconomía intermedia, Antoni Bosch editor.

[3] (1994) Card D. and Krueger A.B. Minimum Wages and Employment: A Case Study of the Fast-Food Industry in New Jersey and Pennsylvania. THE AMERICAN ECONOMIC REVIEW. VOL. 84 NO. 4

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