Especial ¿Cómo está Cartagena en transporte y movilidad? | Semana 7
Adrian Camilo Marrugo Palacio
El 11 de mayo del año en curso se aprobó un proyecto de acuerdo por unanimidad en el Concejo Distrital, donde se establece que la última semana de septiembre será catalogada como “la semana de la movilidad sostenible y la seguridad vial”. Asimismo, se asignó el 22 de ese mismo mes como el día sin carro y sin moto en la ciudad. A priori parece ser un proyecto positivo, y realmente lo es para el medio ambiente, la salud pública, incentiva a muchos a hacer deporte trasladándose a sus destinos caminando o en bicicleta, así como también a usar transporte público, y a decir verdad hay que implementarlo tomando el ejemplo de ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Montería, Ibagué, Pereira y Armenia que ya lo han hecho.
Pero ¿ya está Cartagena preparada para la implementación de esta política?, para responder a esta pregunta antes debemos saber cómo está Cartagena en materia de movilidad y transporte público.
Empecemos con la movilidad, que en Cartagena se puede catalogar como un “caos”, por razones de infraestructura, poca educación vial y la falta de planeación urbanística. Primeramente, la ciudad cuenta con UNA sola vía arterial que va de norte a sur, y es la Avenida Pedro de Heredia (Calle 31), la cual es insuficiente para la gran cantidad de vehículos que demandan su ruta diariamente; esto posiblemente es consecuencia de ser la única “arteria” de la ciudad, porque casi todas las vías importantes de la ciudad (por no decir todas), tal y como aquel viejo dicho de “todos los caminos conducen a Roma”… bueno, en Cartagena, todos los caminos conducen a la Avenida Pedro de Heredia. Otro mal de la Avenida es que “no le cabe un semáforo más”, pues, en tan solo 8 kilómetros de recorrido, como dijo Ramón Torres Ortega (Ingeniero civil con maestría en vías terrestres y experto en movilidad) en una nota de el periódico EL UNIVERSAL, “hay cerca de 35 conflictos”, lo cual resulta inviable desde cualquier punto de vista. Asimismo, hay zonas que están llenas de vendedores ambulantes y estacionarios que invaden el espacio público en zonas de la avenida, lo cual genera puntos críticos que se hacen eternos por los trancones, como por ejemplo en Bazurto, la Plazuela o La Castellana, y también hay cruces o intersecciones viales que generan “colas” eternas en horas pico, tales como el de Los Cuatro Vientos, las rotondas del mercado y del Castillo de San Felipe, entre otros. Hay un caso peculiar que también se puede evidenciar en varios tramos, y es que hay puntos donde la avenida tiene un numero de carriles e intempestivamente se reduce, el caso más drástico es el de la zona del puente Heredia (Carrera 11), que se fusiona con la calle 30 luego del semáforo de la intersección de la calle 30 y la carrera 17 (esta última la entrada a la avenida del Lago) pasando de cinco carriles a dos. Otro caso parecido al anterior es la del Mercado de Bazurto, donde en sentido Centro-Bomba del Amparo se pasa de tres carriles a dos en un tramo. Ambas situaciones generan un caos vehicular de una magnitud gigantesca. Todo esto hace que en la avenida, que maneja carriles mixtos y el carril solo bus de TransCaribe, solo se pueda transitar en promedio a 20 Km/h y que un ciudadano tarde cerca de 40 minutos en atravesarla en transporte público y más de una hora en transporte particular.
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Por otra parte, el resto de las vías tampoco se salvan de los males, ya que al igual que la avenida principal, muchas no tienen la capacidad para recibir de forma eficiente la gran cantidad de vehículos que las demandan, como, por ejemplo: La avenida Pedro Romero, la Del Consulado, la Variante, las vías de Manga, Bocagrande, etc. Asimismo, la malla vial de la ciudad no ha mejorado mucho y hay vías que tienen un estado crítico. Por otra parte, el parque automotor ha venido creciendo a ritmos acelerados, ya que en 2007 en Cartagena habían matriculados 23.559 carros, mientras que a fecha de 2017 la cifra de autos aumentó a cerca de 47 mil (La suma de carros, camionetas y otros). Asimismo, las motos, en 2007 eran 10.523, pero hoy son poco más de 66 mil. Las vías de la ciudad no se han adaptado a ese acelerado crecimiento del parque automotor matriculado en Cartagena. Es decir, hay más carros, pero las mismas vías.
En lo que se refiere a la promoción e incentivo de la movilidad sostenible en la ciudad, solo podemos comentar que hay muchas personas que se movilizan en bicicleta, que caminan, y se movilizan a través de medios que no contaminan al medio ambiente, dejando a un lado los tradicionales, pero realmente en Cartagena la infraestructura para dichos modelos de transporte es sumamente precaria, es decir, no existen las condiciones para que eso sea permanente.
En la otra cara de la moneda esta el Transporte público, el cual en Cartagena es otro desastre más porque el Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM) TransCaribe funciona a medias porque aún se está implementando, un poco atrasado y a paso lento pero seguro, aun le faltan muchas medidas para convertirse en un modelo mucho más eficiente, cómodo, moderno e intuitivo para el usuario, pero según comentan siempre “en eso están trabajando”… como dicen esos avisos que ponen en los centros comerciales, “disculpe la molestia, estamos trabajando para brindarle un mejor servicio”. El otro mal de TransCaribe es que comparte la demanda de usuarios con el sistema de transporte público colectivo tradicional y con el transporte informal. Asimismo, los taxis presentan quejas del distrito por no prestarles la debida atención, y no es para menos, ya que están siendo azotados por la inseguridad, la competencia “desleal” e inequitativa por parte del transporte informal y la falta de trabajo con las administraciones distritales han sido un martirio para el gremio; mientras tanto los usuarios se quejan por lo que consideran un pésimo servicio por parte de los taxistas, porque muchos autos están en mal estado, los conductores no te quieren llevar a ciertos lugares, hay problemas por los costos de las carreras, entre otros. Toda esta ineficiencia le ha abierto la puerta a lo que considero la “cereza de este pastel” y es el acelerado aumento del transporte informal, el cual se ha proliferado rápidamente y sin ninguna acción relevante por parte de las autoridades para evitarlo, esto ha generado que más de 40 mil personas se dediquen actualmente al mototaxismo y que veamos transitando una gran cantidad de carros antiguos, de los cuales muchos se ven peligrosos y seguramente no cuentan con los estándares de seguridad requeridos.
Todo lo antes expuesto es un pequeño diagnóstico de la difícil situación de la ciudad en materia de movilidad y transporte público. Ante estas situaciones, el Concejal Cesar Pión (del partido de la U), propuso el proyecto de acuerdo de “la semana de la movilidad sostenible y la seguridad vial”, que fue aprobado por unanimidad por el Concejo distrital.
Aun así, lo que pretende ser una solución para la problemática, incentivando a los ciudadanos a movilizarse a través de medios distintos al transporte particular e invitándolos “obligatoriamente” a probar opciones distintas a los carros y a las motos, en realidad no soluciona nada de fondo, ni tampoco aporta al mejoramiento de las condiciones precarias de la infraestructura vial de la ciudad, tampoco a la eficiencia de la movilidad, ni a la del transporte público. A decir verdad, Cartagena no presenta las circunstancias propicias para la aplicación de la política de un día sin carro, pues, como mencionó Mónica Fadul (Directora de la Federación Nacional de Comerciantes, seccional Bolivar), para una nota en el periódico El Universal, primero se deben desarrollar “acciones sostenidas que favorezcan de manera permanente el comportamiento colectivo frente a la movilidad y la sostenibilidad del territorio, sumado a la intervención del territorio con apropiada y planeada dotación pública, con vías en buen estado y con otros equipamientos urbanos tales como parqueaderos, incluyendo la promoción de la movilidad acuática”.
De igual forma, el gerente de TransCaribe, Humberto Ripoll, se refirió al tema, comentando que un día sin carro y son moto es inviable desde el punto de vista de TransCaribe, porque actualmente el SITM no está preparado para recibir a una demanda de usuarios mayor, pues el sistema está en un 50% de operación. “el sistema apenas está implementado en un 50 por ciento. Estamos movilizando por día un promedio de 131.000 pasajeros, por eso aún no estamos en la capacidad de recibir esa cifra de pasajeros”.
De esta forma nos estamos dando cuenta que un día sin carro y sin moto representará un caos mucho mayor para las cientos de miles de personas que se transportan a diario en autos o motos. Lo más irónico del asunto es que si para muchos un día sin moto se convierte en un martirio, ¿Cuál será la magnitud de afectación de la movilidad para los cientos de miles de usuarios que se movilizan a través de vehículos particulares, entre estos el transporte informal? No hace falta ser experto en movilidad para saber que mucha.
Cabe aclarar que no estoy en desacuerdo con la implementación de una medida como esta, pero hay que ser conscientes de que la ciudad presenta una crisis en el tema de la movilidad y aplicar esa medida en este tiempo resulta inviable y traumático, pues se necesitan ciertas condiciones previas para aplicarla. Por tales motivos, considero que dicha iniciativa debería aplicarse en un futuro, tal vez a mediano o largo plazo, por lo menos cuando TransCaribe ya este funcionando al 100%.