Nuestra educación está en cuidados intensivos
Adrian Camilo Marrugo Palacio
“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.” Esta es una de las frases más célebres de Nelson Mandela, y es entendible que lo sea, pues la veracidad, profundidad y certeza de este planteamiento es innegable, y quien quiera desvirtuarlo tendrá una tarea sumamente difícil. Traigo a colación esta frase para mostrar lo trascendental que es la educación para la sociedad, y, por consiguiente, para cada una de las comunidades que la conformamos.
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La Educación, entendiéndola en un sentido amplio, se refiere no solo al sistema académico tradicional, sino también a todos esos conocimientos en todas las facetas de la vida, que se transmiten a todos los interesados y necesitados al respecto. Esa formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva esta ligada al contexto en el cual nos desenvolvemos, por eso TODOS debemos ser instruidos óptimamente, en función de lograr combatir todo eso que hoy nos agobia y construir un cambio real que trascienda las generaciones, nos ayude a conseguir una sociedad plena, con oportunidades, condiciones dignas de vida para todos, y que nos vuelva consientes de nuestras responsabilidades como individuos inmersos en un colectivo. Las bases de un cambio se generan mayormente en los contextos educativos y también se desarrollan en este mismo estadio.
Teniendo en cuenta todo el preámbulo expuesto ¿Cómo esta nuestra ciudad en materia de educación? Todo se resume a una frase: Estamos en cuidados intensivos.
Dividámoslo en cuatro aspectos: Cobertura, Infraestructura, Resultados y Recursos:
La cobertura escolar en la ciudad cumple a medias. La matrícula escolar total de la ciudad supera mínimamente los 224 mil estudiantes, siendo 162 mil parte de instituciones oficiales (también llamadas públicas), 55 mil en instituciones privadas y cerca de 7 mil adultos.
Por su parte, según el DANE en 2016 la población en edad escolar se acercaba a las 212 mil personas. Si lo desglosamos por niveles para entender mejor las falencias, la educación Preescolar tiene una cobertura faltante de un 28.47% sin extraedad y de un 19.39% con extraedad, por su parte Primaria le hace falta cubrir al 4.23% sin extraedad y este campo excede su nivel de cobertura en un 11.39% con extraedad. La educación Secundaria tiene un faltante del 9.90% sin extraedad y de un 0.06% con extraedad. Por último, la educación Media le falta cubrir al 49.46% sin extraedad, y a un 44,12% con extraedad.
En resumen, hacen falta 60 mil estudiantes sin extraedad o 18.731 con extraedad por ser escolarizados. Por último, la deserción escolar para 2017 fue de 4,07%. Estas cifras son alarmantes, y es sumamente necesario reducirlas porque la educación es un derecho y todos los niños deben tener la posibilidad de estudiar. Por otra parte, la educación superior en tema de cobertura en la ciudad es evidentemente insuficiente.
La única institución universitaria oficial de la ciudad es la Universidad de Cartagena, que acoge al 31% de los cerca de 115 mil matriculados en educación superior de la ciudad (2017). En 2017 cerca de 26 mil estudiantes presentaron el examen de admisión de la universidad antes mencionada, y solo 5.319 se pudieron matricular. Esta simple muestra da luces sobre la situación de la cobertura de este nivel educativo.
Referente al aspecto de la infraestructura, muchos barrios presentan las mismas quejas año tras año, referidas a la necesidad de intervención de las instituciones educativas. La falta de mantenimiento de las aproximadas 204 instituciones públicas ha suscitado una situación compleja, ya que varias requieren de arreglos millonarios que se deben costear, los cuales el distrito ni el gobierno central tiene recursos. En este punto debemos referirnos a los equipos, espacios para el aprendizaje y práctica de actividades culturales y deportivas, entre otros, que en su mayoría son escasos o no se encuentran en condiciones óptimas.
Los resultados del modelo educativo de la ciudad se podrían calificar como pésimos en los últimos años, porque al menos en las pruebas del ICFES hemos obtenido puntuaciones deficientes e insatisfactorias. Nuestra ciudad se ha quedado rezagada con respecto a las otras capitales del país en este aspecto, porque estamos ocupando los últimos lugares en las pruebas, quedando incluso por debajo de municipios de mediana categoría. En 2017 solo UNA institución oficial obtuvo el nivel más alto de la escala (es decir Muy Superior), y solo otras ocho alcanzaron el nivel Superior, le siguen 12 que alcanzaron un nivel Regular, luego las 30 de nivel Bajo y por último casi la mayoría de los colegios, los 47 restantes que se ubicaron en “Muy Bajo”. Estos fueron los resultados de los 98 colegios oficiales en las pruebas Saber 11, que realmente me parecen desastrosos, que dan muestra de la urgente necesidad de cambiar nuestra metodología de enseñanza y de la identificación de las necesidades alrededor de la educación en Cartagena.
En la ciudad existe un Plan Maestro de Educación, que requiere una inversión cercana a los $5.8 billones de pesos, pero lo más triste de todo este asunto, es que está desfinanciado. A pesar de que nuestro modelo educativo está en cuidados intensivos, por las condiciones paupérrimas en las que estamos, el tema ni siquiera ha tenido cabida en la agenda pública local.
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Es inaudito pensar como Cartagena y sus gobernantes, teniendo tantos sectores económicos, fuentes de ingresos, y tantas oportunidades, le han dado la espalda a este tema tan crucial para el desarrollo de cualquier colectividad. Esto demuestra dos posibles situaciones, la primera, la falta de voluntad política y apoyo hacia la educación del distrito o en su defecto el deseo de no educar a la ciudadanía cartagenera.
La educación en Cartagena necesita recursos, una transfusión de voluntad, esperanza, compromiso. Construir una mejor sociedad, nuestras oportunidades y un futuro próspero depende de nosotros, y empieza aquí. Si los gobernantes, ni los ciudadanos se dan cuenta de eso… “¡Estamos jodidos!” La invitación es clara: Exijamos una educación de cobertura universal y de excelencia.