El error de comunicación que inicio todo
Un reconocido comerciante residente de la ciudad en décadas pasadas en Cartagena, popularmente conocido como el ‘Señor Hernández’ fue protagonista de un hecho insólito, cuando realizó un curioso encargo a su corresponsal estadounidense en Honda y 203 monos se escaparon generando alboroto en las calles.
Deseando complacer a su familia, solicitó que le enviaran «2 o 3» monos. Sin embargo, un error de interpretación en la comunicación llevó al corresponsal estadounidense, C. Johnson a leer doscientos tres en cantidad (203) en lugar de la totalidad real, confundiendo la letra «O» por el numero «0», dando lugar a este acontecimiento. Lea aquí para conocer una historia similar cuando 6000 monos tomaron una ciudad en Tailandia.
Los 203 monos se escaparon juntos pero llegaron en diferentes pedidos
Por ello, el corresponsal, acostumbrado a los grandes pedidos, no dudó en movilizar a un grupo de personas para capturar a los monos solicitados. A los pocos días, más de un centenar de monos fue embarcado rumbo a Cartagena, pero ¡oh! sorpresa, resulta que faltaban más monos por entregar, lo que dejó a Hernández sorprendido al leer una carta que vino acompañada del pedido de los ejemplares.
Siendo así, ante la inminente llegada de la segunda parte del pedido, Hernández decidió alquilar un almacén vacío para contener a los inesperados huéspedes. Sin embargo, los 203 monos se escaparon, donde gracias a su instinto inquieto y activo, lograron quitar un ladrillo del local y así sucesivamente hasta evadir la pared, causando caos en la ciudad infiltrándose en hogares, generando confusión y alarma entre los habitantes.
¿Cómo detuvieron a los monos?
La situación se agravó cuando las autoridades de la época, creyendo que se enfrentaban a una revuelta tomaron las calles para restablecer el orden, donde al final de una intensa persecución, los monos fueron acorralados y la calma volvió a Cartagena.
Finalmente, el señor Hernández, como responsable natural de los daños, fue condenado a pagar grandes indemnizaciones, que sumadas al costo del pedido, ascendieron a 15,000 francos y aunque pudo cubrir los gastos —obvio, era rico—el incidente le dejó una marcada aversión hacia los monos, quienes le provocaron más de una noche de insomnio.
Fuente: Museo Histórico de Cartagena