Derecho Inteligente | Columna

Por Maryna Isabel Molina Romero

Abogada e investigadora en derecho.

La pandemia nos cambió a todos, cambió cada aspecto de nuestras vidas; desde lo personal hasta
el transcurso de las relaciones jurídicas que, claramente como abogada no imaginé como cambios disruptivos acelerados en el sistema jurídico de Colombia. El reto para la Administración de Justicia no iba a resultar tan fácil y es que francamente como abogados no estábamos preparados para hacer una transición hacia la era digital. Recuerdo muy bien, que antes de la pandemia, tocaba acercarse al juzgado a esperar por el expediente del proceso, subir y bajar mil veces las escaleras del Tribunal, esperar y rogar al “Creador del Universo” para que el proceso tuviera algún avance, incluso uno de mis profesores como parcial nos hizo aprender como ´amarrar´ un expediente (y como evitar un regaño de la secretaria del juzgado). Los dependientes judiciales de hoy y del futuro no sabrán como ‘amarrar´ un expediente (chiste jurista), ya que gracias a la entrada en vigor de la Ley 2213 de 2022 hoy los expedientes deben encontrarse digitalizados. Este hecho nos hizo ver cara a cara con la implementación de las TIC´s en los procesos judiciales y en todas las ramas del derecho, pero también con la necesidad de reflexionar respecto al futuro de nuestra carrera y con la desregularización que actualmente existe frente a muchos de los avances tecnológicos.

Uno de tales avances en el Derecho lo encontramos con el BLOCKCHAIM y los CRIPTOACTIVOS
como grandes “iceberg” que han hecho temblar las bases jurídicas. En este sentido, como
abogados tenemos un gran compromiso con nuestra profesión, y es que necesariamente debemos ir a la vanguardia de la tecnología; el Derecho a través de la historia se ha caracterizado por ser cambiante, pero sobre todo por avanzar e innovar conforme va avanzando la sociedad, sin
embargo, es necesario que visionemos lo que puede ocurrir en el futuro, más aún que nos
preparemos para cualquier cosa que en algún momento dado pueda resultar un problema jurídico.

Hace unos días leía sobre el nuevo software gratuito denominado ‘Juez Inteligente’, el cual a partir de tres aspectos: credibilidad, pertinencia y peso probatorio, podría guiar a abogados, estudiantes, fiscales, magistrados o jueces respecto a la pertinencia de un silogismo jurídico, lo que también me hizo pensar sobre el futuro de la profesión como abogados. Vemos como los softwares están reemplazando fácilmente nuestra labor y es en este punto donde necesariamente debemos plantearnos qué haremos frente a esto, aunque la pregunta inmediata es ¿Derecho inteligente o seremos reemplazados por sistemas de inteligencia?

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