Celia Cruz, la icónica «Reina de la Salsa» y conocida como la «Guarachera de Cuba», dejó una huella imborrable en Cartagena durante sus visitas a la ciudad. Su primera aparición en la Heroica se remonta a finales de los años 50 o principios de los 60, cuando se presentó junto a la Sonora Matancera en el emblemático Club Guanipa, en el barrio de Crespo. Este recinto, rodeado de frutales como mango y guayaba, ofrecía un ambiente idílico para disfrutar de la música.
Los asistentes que tuvieron la fortuna de presenciar aquel espectáculo aún lo recuerdan con nostalgia. Celia, quien había unido su talento a la Sonora Matancera en 1950, había conquistado los corazones de muchos con su voz única y su energía contagiosa.
A inicios de los años 70, ya consagrada como un mito de la música, regresó a Cartagena. Esta vez, acompañada por la orquesta nacional La Protesta, su actuación en el Hotel Americano y el Club Cartagena dejó a los presentes asombrados. Su magnetismo, carisma y excepcional calidad artística consolidaron su estatus como una de las figuras más influyentes en la historia de la música latina.