Por Juan Ferrer

Ya podríamos estar listos para escribir una historieta, quizá como la de Batman, que es el cómic que más se ajusta a nuestra realidad.

Hace tiempo dejó de ser surreal considerar a Cartagena como una ciudad Gótica, basta con recibir diariamente noticias del alto número de sicariatos, la sobresaliente contaminación ambiental y la proliferante corrupción, — dejaré al arbitrio del lector el espacio de desarrollo de esta última – estamos infestados de caos y terror, lástima que de “Heroica” solo nos quede el nombre y no un héroe como Batman en el cómic.

Cartagena se encuentra sumergida en una profunda crisis de inseguridad, y no es un secreto que la situación caótica que nos aqueja no nació de manera espontánea. Según estadísticas de “Cartagena como vamos”, en el año 2020 aun cuando la ciudad se encontraba bajo cuarentena y aislamiento preventivo obligatorio producto del COVID- 19, aumentaron los casos de homicidios, y en la ciudad se registraron 232 homicidios en comparación con los 197 del año inmediatamente anterior; en el año 2021 siguió la tendencia en aumento registrándose 86 homicidios más que en el 2020, y en lo que va corrido del año 2022 ya se han registrado 133 homicidios, de los cuales 64 son sicariatos; es decir, que a día de hoy existe una proyección al mes de diciembre de 360 casos de homicidio, panorama sumamente crítico y desolador para el Corralito de Piedra o la Heroica (a ver si el nombre nos reivindica).

Es urgente hacer un llamado a las autoridades a formular planes integrales de seguridad, y fomentar una armónica colaboración con los miembros de la Fuerza Pública para combatir este flagelo que tiene en jaque a nuestra ciudad. No podemos permitir que se sigan creando políticas ineficaces y populistas por evidentes inexpertos.

El primer aspecto a considerar para lograr políticas eficaces, consiste en entender la criminalidad más allá de un tema de seguridad, hablamos de salud pública, y del miedo que genera en la comunidad el desborde delictivo por el que estamos pasando, el cual vemos reflejado en la zozobra, incertidumbre, angustia y un sinnúmero de sentimientos negativos que se genera en los cartageneros cuando sus hijos salen de casa para ir a la escuela, cuando la madre o el padre dejan su hogar para salir a trabajar, cuando subimos al bus o Transcaribe, tomamos un taxi o un medio de transporte alternativo, si vamos a una fiesta o nos sentamos en una tienda, todos experimentamos una sensación de ansiedad y peligro ante la posibilidad de sufrir una lesión física o la pérdida de un familiar.

Ya decía el maestro Claus Roxim “Un estado de derecho debe proteger al individuo no solo mediante el derecho penal, sino también del derecho penal”, razón suficiente para estudiar el problema de raíz y considerar aplicar lo que en derecho penal se conoce como los “fines de la pena”, para aportar, aunque sea de a poco a la disminución del factor de riesgo que hoy nos acecha.

Ahora, el terror en Cartagena no solo se debe a la falta de presencia de la fuerza pública o a las políticas desacertadas – si se le pueden llamar políticas – del gobierno de turno, se debe considerar un segundo aspecto, y es el déficit de jueces, fiscales, URI, capacidades de inteligencia judicial y cupos carcelarios; a falta de políticas que impidan la resocialización del actor del delito, el aumento de criminales es inminente y en consecuencia los centros de reclusión, las URI, los jueces y la fuerza pública no serán suficientes para repeler la arremetida criminal.

Es un secreto a viva voz que el sistema judicial no da abasto para llevar al tenor de la ley todos los procesos penales, más aun cuando lejos de crear políticas de contingencias y resocialización del individuo, se abandona a la ciudadanía y se habilita un régimen de “sálvese quien pueda”, en estas condiciones la inseguridad seguirá haciendo estragos mientras no se entienda que urge una reforma para combatir la criminalidad que permita agilizar procesos y judicializar efectivamente a los responsables.

La noche es más oscura antes del amanecer y les prometo que no se acerca el amanecer.

*Columna de opinión. Las opiniones no representan los valores, conceptos y/o postura del periódico.

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