Y la infraestructura, ¿para qué?

Por Ernesto Carvajal Salazar

Gerente general Concesión Autopistas del Caribe

Alguna vez escuché esta pregunta en alguno de los escenarios que he recorrido durante los últimos 15 años en la ejecución de proyectos de infraestructura vial. Este cuestionamiento, hoy más que nunca cobra relevancia y es muy gratificante para los que trabajamos en este sector, contar con un derrotero de respuestas que van más allá de las palabras.

De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), la infraestructura puede ser definida como las estructuras físicas y organizativas, redes o sistemas necesarios para el buen funcionamiento de una sociedad y su economía.

La infraestructura tiene, sin duda, un impacto directo en la reducción de la pobreza. Según el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, a mayor puntaje en el pilar de infraestructura, menor es la tasa de pobreza.  De hecho, esta relación no se limita a esta métrica, sino que la misma ha sido ampliamente documentada. Tanto así, que, como resultado de sus análisis sobre esta reciprocidad, el Banco Mundial ha señalado que: “…la conclusión de que la infraestructura aumenta el crecimiento implica que el desarrollo de la infraestructura puede ser un ingrediente clave gana-gana para la reducción de la pobreza. En adición a aumentar el nivel de ingreso de la sociedad como un todo, ese desarrollo ayudará al crecimiento del ingreso de la población más pobre de manera más que proporcional al del resto de la población. Esto sugiere que el desarrollo de la infraestructura debe ser una de las primeras y más importantes estrategias en la agenda de reducción de la pobreza.

Teniendo en cuenta la premisa anterior y agregando que la justificación para que un país invierta en infraestructura vial es la potencialidad de generar beneficios tangibles para toda la sociedad, revisemos las principales variables del análisis costo – beneficio que se realizan en los proyectos:

Ahorros en tiempos de viaje

Este indicador contempla la disminución en los tiempos de desplazamiento para vehículos de pasajeros y carga. De acuerdo con la Agencia Nacional de Infraestructura –ANI–, los proyectos de la cuarta generación de concesiones viales –4G– generarán un ahorro promedio aproximado del 30% en los tiempos de viaje en los principales corredores.

El proyecto 4G que actualmente dirijo, Autopistas del Caribe – Corredor de Carga Cartagena – Barranquilla, disminuirá en 45 minutos aproximadamente el tiempo de recorrido entre las ciudades de Cartagena y Barranquilla.

Ahorros en costos de operación

De acuerdo con cifras consolidadas por la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), la estructura de costos del transporte vial en Colombia está compuesta principalmente por combustible, llantas, neumáticos, mantenimientos y reparaciones.

El contar con vías pavimentadas, mejorar su estado y sus niveles de servicio lo que genera una relación directa con la disminución en los costos de mantenimiento vehicular en elementos asociados a reposiciones de llantas, amortiguadores y reparaciones de vehículos. En el consumo de combustible (correspondiente al 33% del total de la estructura de costos para el transporte vial) también se genera un ahorro, al tener vías con mejores trazados, menores niveles de inclinación, mayores velocidades operativas de los vehículos y menores tiempos de recorrido.

En la actualidad, nuestro proyecto que se encuentra en fase de pre-construcción, ha venido poniendo a punto todo el corredor vial (253 Km. Origen – Destino), realizando labores de sellado de alrededor 22.000 metros lineales de fisuras, rehabilitación de 50 m2 de baches, instalación de 40.000 tachas reflectivas y el reemplazo de 4.500 señales verticales, entre otras, con el fin de garantizar la seguridad y el confort de los usuarios de este corredor, lo que se traduce en mejores condiciones de transitabilidad que generan ahorros en el mantenimiento de todos los tipos de vehículos.

Impulso de las economías locales

En los últimos años se han realizado diversas investigaciones que han mostrado la correlación entre la inversión en infraestructura, el crecimiento del PIB, los efectos de corto y largo plazo a través de los encadenamientos productivos.

Un estudio presentado por Fedesarrollo en el año 2017, demostró para el sector de obras civiles el siguiente hallazgo: “$1 peso adicional en la demanda de obras civiles se traduce en un incremento de $2,72 pesos en todos los demás sectores de la economía”.

Adicionalmente, mejorar la movilidad y mantener un tráfico atraído, crea nuevas oportunidades de negocio para los municipios aledaños a la vía. Junto a lo anterior, el pago por concepto de impuestos se traduce en ingresos, permitiendo destinarlos a temas de relevancia social.

Un elemento clave para la dinamización de las economías locales es la generación de empleo, siguiendo con Fedesarrollo, este centro de investigación indica que, por cada billón invertido, se crean alrededor de 28.000 empleos en la economía.

No obstante, este no es el único resultado positivo sobre la generación de empleo asociada a la infraestructura, ya que solo el hecho de generar plazas de trabajo crea un incentivo para aumentar el consumo en los hogares, lo que produce un efecto cíclico dentro de las economías, que contribuye a dinamizar otros sectores como: el primario, el turismo y el comercio en todos sus niveles.

El proyecto Autopistas del Caribe, recorre 15 municipios y 2 ciudades capitales de los departamentos de Bolívar y Atlántico, en los que las tasas de empleo y formalización laboral son bajos, por lo que una iniciativa constructiva como esta generaría cerca de 4 mil empleos y 2.700 indirectos en el área de influencia directa.

Después de este recorrido por la misionalidad y los beneficios que genera la infraestructura, la respuesta es clara y tangible: la infraestructura no es un fin en sí mismo, es un medio para garantizar la generación de bienes y servicios, la estimulación de los encadenamientos productivos, que promueven el bienestar social y ambiental y la creación de fuentes de empleo, que brinda un alto valor agregado y contribuye al desarrollo sostenible de la economía de todo un país. Es el detonador de la riqueza y el reductor de la pobreza y la desigualdad.

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