Antes de la construcción de la icónica Avenida Santander, Cartagena era testigo de un escenario natural que hoy parece increíble para muchos: la playa alcanzaba directamente el baluarte de la Merced. Las olas acariciaban los muros históricos del centro amurallado, y el paisaje era completamente diferente al que hoy conocemos.
Las imágenes de aquellos días muestran cómo la línea costera se extendía sin barreras, permitiendo que el mar fuera parte del paisaje urbano. Los cartageneros podían disfrutar de un entorno donde las olas llegaban casi hasta sus pies al caminar cerca del baluarte, algo difícil de imaginar en la Cartagena actual, donde la Avenida Santander separa la ciudad del mar.
Muchos habitantes de la época recuerdan con nostalgia esos tiempos. Aún hoy, existen anécdotas y memorias que han sido compartidas de generación en generación, evocando las experiencias de caminar por la ciudad con el sonido de las olas golpeando el baluarte.
Fotos. A quien corresponda.