VENEZUELA COMO ARGUMENTO POLÍTICO ANTE LA CRISIS COLOMBIANA

Por: Luis Daniel Londoño Vega

La situación particular del terror de Colombia, frente a la crisis política y social de Venezuela, no deja de parecerse a aquel pequeño cuento en el que un paciente que se encuentra en una gran sala de hospital, con muchas camas a su alrededor, se queja frente a un médico del ruido constante que hacen los demás pacientes, que le vuelve loco. El médico le contesta que no puede hacer nada; no se puede prohibir a los pacientes que expresen su desesperación, puesto que todos saben que se están muriendo. El paciente contesta: «¿Por qué entonces no pone una sala aparte para los que se están muriendo?» A lo que el médico responde con toda tranquilidad: «Esta es esa sala…»

Colombia es aquel paciente que no tiene conocimiento de su enfermedad terminal pero escucha los gritos de otro paciente -Venezuela- que a pesar de expresar con mayor vehemencia su dolor se encuentran en la misma sala de la muerte. Los colombianos hemos sido víctimas de la verdadera intención de la divulgación de noticias trágicas y difíciles sobre Venezuela: hacer parecer que no estamos tan mal como algunos críticos de nuestro sistema político dicen que estamos. Esto tiene un efecto clásico: alejar de la posible victoria electoral a candidatos políticos que cuestionen el modelo económico que nos gobierna.

La Universidad Nacional, basándose en estadísticas proporcionadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), realizó un estudio que arrojó las vergonzosas cifras de 63.634 personas muertas por desnutrición entre los años 2003 y 2012, lo que da un promedio de 18 personas muertas diariamente por la ausencia de alimentos, la mayoría de ellos son personas menores de 5 y mayores de 65 años, tengamos también en cuenta que para que alguien fallezca por desnutrición tiene que llegar a un estado de degradación física y mental con dolores indescriptibles lo cual hace aún más humillante la alarmante tragedia social que vive Colombia, según el DANE las cifras de empleo informal -lo que significan pésimas condiciones laborales y bajos ingresos en la mayoría de los casos- para el 2016 rondan el 48%. Esta entidad también nos muestra una cifra de desempleo del 9,7% durante el 2017, es decir, más de 4.500.000 personas sin un ingreso básico con el cual solventar sus necesidades más simples, esto redunda en el difícil o nulo acceso a la educación de sus hijos por el costo de los materiales escolares, transportes, alimentación, etc. La angustia, el padecimiento y la muerte que ocasionan las EPS por sostener su negocio no figuran ya un secreto para ningún ciudadano de este país que a pesar de ello sigue atento al sufrimiento al otro lado de la frontera, cualquier persona que tenga pequeñas inquietudes sobre todo este tema se cuestionará «¿Acaso el sufrimiento que produce la corrupción, el hambre, la falta de acceso a la educación, la inasistencia sanitaria, etc, es peor cuando pasa en Venezuela que cuando pasa en cualquier otro lugar?» Aquí hay una importante influencia de cómo se ha transmitido la información, el deseo detrás de la presentación de las noticias no es tan inocente, no se ven especiales de horas enteras sobre la situación de carencias en Haití -por ejemplo-.

Sin duda debemos comenzar a pensar en Colombia desde nuestras particularidades, puesto que nuestra historia, características sociológicas, económicas y geo-políticas son distintas a las de nuestro desdichado país vecino. Venezuela se merece la solidaridad de los colombianos por simple apoyo humanitario, pero no permitamos que esto se convierta en una máquina de imprimir miedo en la conciencia de todos.

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