¿Sabías que la Kola Román fue fundada por una familia cartagenera?

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¿Algunas ves haz escuchado el dicho “más cartagenero que la Kola Román”? Dentro de todas las bebidas que hay en el mercado, la Kola Román hace parte del diario vivir en Cartagena.

La historia de Kola Román, una de las gaseosas más icónicas de Colombia  que nació casi dos décadas antes de la mundialmente famosa Coca-Cola, esta tiene profundas raíces en la tradición farmacéutica de la familia Román. Fundado en 1835 en Cartagena por Román y Picón, un linaje con un firme historial en la industria farmacéutica, el Laboratorio Román marcó el inicio de esta saga.

La verdadera transformación de Kola Román comenzó en 1883, cuando los hijos de Carlos Román y Picón adquirieron una máquina de gaseosas en Inglaterra. Tras la disolución de la sociedad, Carlos Román Polanco se quedó con las máquinas y desarrolló la fórmula de lo que hoy conocemos como Kola Román.

La bebida, creada por Henrique Pío Román y el químico empírico Luis Carrillo, utilizó un saborizante farmacéutico llamado «Kola» y se lanzó con una fórmula desarrollada en 1865. A pesar de una recepción inicial tibia, Kola Román se reinventó y alcanzó una popularidad sin precedentes en el siglo XX, superando a competidores locales como Kola Champaña y Kola Walter, y estableciéndose como un símbolo de Cartagena.

Durante su crecimiento, Kola Román logró superar a Coca-Cola en ventas en algunas regiones de la costa caribeña, con una sorprendente proporción de siete botellas de Kola Román por cada Coca-Cola vendida. Este éxito convirtió a Kola Román en un rival significativo para la multinacional estadounidense, que había ingresado al mercado colombiano en 1927.

En 1970, la historia tomó un giro significativo cuando Kola Román se fusionó con la embotelladora de Coca-Cola en Colombia. La empresa familiar, que solo contaba con una planta en Cartagena, se unió a un embotellador que había establecido una planta en Montería.

El vínculo con Coca-Cola se consolidó en 1982, cuando se firmó un contrato de licencia de uso de la marca por parte de Coca-Cola Femsa, con una duración de 15 años. El acuerdo estipulaba que el nombre y el apellido Román debían mantenerse en la etiqueta, preservando así el legado histórico de la marca. 

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