Antes de que Cartagena se convirtiera en uno de los destinos turísticos más emblemáticos de Colombia, la ciudad llevaba un nombre muy diferente: Kalamary. Este nombre, que significa “cangrejo” en lengua indígena, hacía referencia a la aldea caribe que ocupaba la región mucho antes de la llegada de los españoles en 1533. Los habitantes originales, los Calamary, vivían en la zona norte del actual departamento de Bolívar, y su legado sigue presente en la historia de la ciudad.
Cuando los conquistadores liderados por Pedro de Heredia llegaron a este asentamiento, lo rebautizaron como San Sebastián de Kalamary, una fusión del nombre aborigen con el de su santo patrono. Este nombre, aunque breve en su uso, representa un momento clave en la transición del territorio indígena a la fundación de la ciudad colonial.
Con el tiempo, la ciudad fue renombrada Cartagena de Poniente para diferenciarla de Cartagena de Levante, en España, ya que ambas compartían una semejanza en sus bahías. El nombre “de Indias” se añadió para marcar su ubicación en el Nuevo Mundo, diferenciándola así de su contraparte europea.
Hoy en día, Cartagena de Indias no solo es un nombre cargado de historia, sino que también lleva el título de “Distrito Turístico y Cultural” desde 1991. Esta denominación resalta su importancia no solo como destino turístico, sino también como una fusión de cultura y tradición, que sigue siendo un testimonio viviente de su pasado precolombino y colonial.