La relación entre el cerebro de una mujer y la condena de su esposo por asesinato

Vanessa Easton recuerda a su vecina, Diane Stewart, como una secretaria escolar sonriente, cariñosa y extrovertida. «Era una persona encantadora con la que cualquiera podía entablar una conversación», dijo Vanessa, quien vivía frente a la casa de los Stewart.

Diane, su esposo Ian y sus dos hijos vivían en Cambridgeshire, en el este de Inglaterra, desde 1993. Solían cuidar de los gatos de los vecinos cuando se iban de vacaciones y disfrutaban juntos de los fuegos artificiales del vecindario.

«Parecían una familia perfecta y feliz», contó Vanessa a los Stewart. «¡Era tan obvio cuánto amaban a sus hijos! Diane estaba llena de amor por ellos«. Pero el 25 de junio de 2010 todo cambió.

Su esposo contó que al regresar a su casa encontró a su esposa de 47 años, tirada en el suelo. Poco después, se declaró muerta.

 

 

Investigación

Una investigación de ese mismo año concluyó que la mujer había sufrido una muerte súbita por epilepsia.
Aunque Diane no había sufrido ningún ataque en 18 años, su muerte no levantó sospechas. Pero sí surgieron con la muerte de la prometida de Stewart 6 años después, la autora de libros infantiles Helen Bailey.

La investigación enfrentó varios sucesos importantes, el cuerpo de Diane no solo fue un incinerado, sino que además no se realizaron pruebas toxicológicas completas durante el examen post mortem de 2010. El único análisis que realizaron fue un fármaco antiepiléptico.

Diane había donado su cerebro a la investigación médica, algo que Stewart consintió. Sin eso, esta fuente de evidencia hubiese sido destruida. El superintendente Jerome Kent, de la Unidad de Delitos Mayores de Bedfordshire, Cambridgeshire y Hertfordshire, dice que descubrieron que el cerebro estaba guardado en el hospital.

Kent explica que al tener acceso del cerebro de Diane fue de vital importancia y que sin él no se habría podido confirmar la condena.

«También era importante recordar que si ella había muerto por causas naturales, queríamos poder decirle a la familia que sus preocupaciones y sospechas eran infundadas», afirmó.

Un equipo de científicos y patólogos fueron llamados para volver a examinar el tejido cerebral de Diane.
Safa al Sarraj, neuropatólogo del Hospital King’s College de Londres, le dijo al jurado que encontró «cambios en el cerebro que consistían en isquemia temprana”. El científico aclaró que no se puede encontrar ningún rastro de isquemia en una persona que respira sano. También reveló que se puede hallar cuando una persona muere después de sufrir una restringida respiración más de 30 minutos.

Otro testigo experto, el neuropatólogo Kieren Allinson, no encontró evidencia de una convulsión, aunque agregó que eso no significaba que no hubiera sido una muerte por epilepsia.
El patólogo del Ministerio del Interior Nat Cary, quien prestó testimonio en 2017 en el juicio por asesinato de Helen Bailey, dijo que existía la posibilidad de que la respiración de Diane hubiera sido causada con el uso de algún tipo de droga.

En el momento de la muerte de Diane, Stewart llamó a emergencias y les dijo si esposa había tenido un ataque, también afirmó que no respiraba. Su vecino Victor Nickson ayudó a guiar a los paramédicos a la casa de los Stewart.

«Ian lo tenía todo: una familia amorosa, una vida maravillosa. Su esposa era una mujer amorosa y una persona encantadora. ¿Por qué lo tiró todo por la borda? ¿Por qué hizo eso? Es algo que no encaja y que no consigo entender», dice una vecina sobre el asesinato de Diane.

El esposo de Vanessa, Paul, dijo sobre Stewart que le resultaba «bastante difícil» relacionarse con él. «Se acercaba mucho cuando hablaba, invadiendo tu espacio personal», añadió, pero nunca pensó que sería capaz de asesinar a alguien.
Seis años después, Stewart acabó con la vida de su nueva pareja.

 

El asesinato de Helen

Ella y Stewart se conocieron a través de un sitio web de duelo, compraron una casa juntos y planearon casarse.

En abril del 2016 Stewart denuncia la desaparición de su pareja. Tres meses después encontraron su cuerpo. Stewart había drogado y asfixiado secretamente a Helen para heredar su fortuna de más de US$5 millones, y arrojó su cuerpo en un pozo negro debajo de su casa en Royston, Hertfordshire, en el sur de Inglaterra, junto a su mascota llamada Boris. Fue condenado por el asesinato de Helen en el 2017.

 

 

Fuente: BBC NEWS

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