Por Alvaro Morales de León
En Colombia, los perros de raza Dóberman, Dogo Argentino, Dogo de Burdeos, Fila Brasilero, Pitbull, Rottweiler y chau-chau, entre otros, según la Ley 746 de 2002, son perros de razas potencialmente peligrosas, y así se estableció buscando regular la tenencia de estos ejemplares caninos en las zonas urbanas y rurales del territorio nacional con el fin de proteger la integridad de las personas, la salubridad pública y el bienestar del propio ejemplar canino.
Este tipo de perros no sólo deben ser sacados a caminar o pasear por las vías públicas y parques sujetos por medio de una traílla, cuerda, cadena o correa sino además, provistos de su respectivo bozal.
Pero además, de estas razas caninas ya descritas también se consideran perros potencialmente peligrosos aquellos que han tenido episodios de agresiones a personas u otros perros y los que han sido adiestrados para el ataque y la defensa.
Todo propietario de un perro potencialmente peligroso asume y se hace responsable, según está establecido en la Ley, de los riesgos que se puedan ocasionar por la sola tenencia de estos animales y por los perjuicios y las molestias que puedan ocasionar a las personas, a las cosas, a las vías y espacios públicos y al medio natural en general, asumiendo igualmente la obligatoriedad de adquirir póliza de responsabilidad civil extracontractual suscrita por su propietario con la cual se garantice el cubrimiento de los daños que pueda producir el canino.
Deben también sus propietarios, inscribir su animal en el registro de censo de perros potencialmente peligrosos ante la respectiva alcaldía o distrito, y debe igualmente mantener al día el esquema de vacunación contra la enfermedad de la Rabia.
Por desobediencia o no acatamiento a estas disposiciones, sobre todo, la más importante, la del uso del bozal, son muchos los accidentes y hasta muertes que se han producido; siendo las más recientes, la ocurrida el 12 de mayo de este año en el municipio de Soacha, Cundinamarca, en el interior de un conjunto residencial, cuando un Pitbull sin bozal agredió y terminó matando a otra mascota.
Otro caso fue el ocurrido este 17 de mayo en Bucaramanga cuando dos perros Pitbull, sin bozal, asesinaron a un niño de cinco años de edad.
Cumplamos y hagamos cumplir este ordenamiento, el del uso obligatorio del bozal en perros potencialmente peligrosos, que no solo dispone la Ley 746 de 2002 sino, además, el Nuevo Código de Policía; haciendo un llamado a los Policiales para que también se hagan responsables de hacer cumplir esta normativa, la del uso de bozal en perros peligrosos.
Finalmente, de manera indiscutible, es importante y necesario el uso del bozal en estos perros.