La importancia de aprender de los que saben de verdad

Por Cristian Torres Torres

El día 26 de octubre del presente año me di un gran gusto académico, como lo fue asistir a la presentación del libro “La carga dinámica de la prueba y su discutible aplicación en el proceso penal” del Doctor en derecho y maestro Enrique Del Rio González, evento que se llevó a cabo en la Universidad de Cartagena donde expusieron sus ideas sobre el libro importantes profesionales del derecho como los doctores Edgar Osorio, Meliza Salcedo, Jhonatan Peláez, Ricardo Giraldo, Ricarco Martínez, Fernando Luna, María Patrón, María Escorcia y los grandes tenores del derecho penal a nivel nacional los doctores Iván Cancino, Francisco Bernate y Julio Acosta; como es lógico también hizo su presentación el autor de la obra y homenajeado.

Como se puede percibir a simple lectura, la nomina de expositores fue todo un ramillete de grandes actores del derecho penal colombiano de gran aporte desde los diferentes roles que tiene el sistema, al punto que de igual categoría fueron sus exposiciones, de esas que un alumno nunca quisiera que se acabaran. Ojalá las participaciones de estos grandes hayan quedado documentadas en vídeos para que sean incluso de obligatoria escucha y visión en clases de penal en las universidades del país que tienen en sus programas la carrera de derecho.

Pero del evento lo que más me llamó la atención es que en la nómina también estuvieron tres mujeres alumnas de pregrado del Dr Del Rio González, recuerdo y aquí pongo sus nombres Nicole Hurtado, Yulitza Peña y María Villarraga, y lo hago saber porque quedé anodado con sus intervenciones, denotaron respecto a conocimientos de derecho pental que tienen un alto nivel (como se diría en la calle en estos tiempos) al punto que hablaron con soltura y propiedad de temas que sin sonrojarme puedo decir no se han tocado ni en las grandes cortes, como es la posible intervención de la Inteligencia Artificial y en procesos judiciales. En serio, fue de admirar lo dicho y hecho por estas alumnas, que debe ser objeto de repetir por parte sus compañeros. No es falsa mi exageración, porque se expresó en el evento que varios de los abogados dueños de firmas que estuvimos allí, como también jueces y fiscales le expresaron al tutor de estas que las necesitaban con urgencia en sus despacho, porque eran muy brillantes.

Pero teniendo claro ya y sin atisbo de duda que las capacidades intelectuales de estas tres mujeres son altas, y estoy seguro que las de sus compañeros deben ser iguales y por eso se resaltan tanto, sin embargo hay algo a lo que se le debe dar su reconocimiento, como es el factor diferencial que se denotó tanto en las exposiciones de ellas y es de quien han aprendido (el suscrito también en honor a la verdad) como lo es a la persona que se le hizo reconocimiento a su tesis doctoral que es hoy una gran obra literaria jurídica, y me atrevo hablar por él que ese día sintió orgullo no sólo por su hija Sofia y su hija literaria homenajeada, también por sus hijas alumnas y es el maestro Enrique Del Rio González.

Por lo anterior, y bien dicho sea de paso, el mundo jurídico de Cartagena se debe despojar de todo mal comentario o pensamiento respecto a él, y como litigantes o actores en penal, profesores, alumnos e incluso los abogados de otras areas de esta ciudad y más bien debemos sentirnos orgullosos y tenerlo como referencia para alcanzar, y porque no, superar, pues ha labrado un gran camino para todos y le ha entregado a este gremio a nivel nacional grandes triunfos jurídicos desde el litigio, la academia y opiniones a través de columnas, lo dicen grandes reconocimientos que ha obtenido, no es solo palabra mia. A más como puede verse, está dejando con varios de los que somos sus pupilos un gran legado, por eso estoy seguro que así como los Doctores Alario, Moron y Pacheco tienen salones, salas de audiencias y revistas jurídicas con sus nombres como homenaje, así pasará con el Del Rio penalista bueno, tal como lo dijo ese 26 de octubre el Doctor Ricardo Giraldo.

Por eso esta columna de opinión y por eso su titulo, que nunca debemos desechar las enseñanzas que nos dan en el colegio, universidades y escuelas, siempre debemos ser esponjas y quedarnos con las enseñanzas de los mejores, y aún más de aquellos que no son mezquinos con las experiencias vividas y conocimientos adquiridos, sino que las comparten sin pensarlo dos veces porque precisamente son los que ya sea por academia o por pasión siempre ejecutan el amor al arte; por eso desde aquí mil gracias a las personas que me han inculcado amor al mundo jurídico, porque definitivamente aprender de los que saben de verdad, es lo mejor.

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