Foto tomada de LatinAmerican Post
La champeta; un completo fenómeno social y cultural, que está más que nunca arraigado a la tradición cartagenera y su sociabilidad misma. Pero esto no siempre fue así, en efecto, ha sido un género -musical- estigmatizado y señalado vigorosamente.
Muchos ignoran su historia, otros no saben todo lo que se ha luchado para su evolución y reconocimiento.
Hablemos de historia
Foto tomada de la estación radial Olímpica Stereo
La champeta nace en los años 30 como una fusión cultural de géneros musicales de procedencia africana y la cultura afrodescendiente cartagenera. Este género nace en los barrios populares; ejemplo de ello Isla Caimán, lo que es hoy por hoy El Pozón y Olaya.
En los años 70 empieza a nacer el baile de la champeta, y en ese entonces, este arte era conocido como “Terapia”, ya que tenía la condición de relajar. Así, la champeta fue una forma de “escape” para todos los problemas económicos y sociales que se vivían en los barrios más pobres de la ciudad.
Esta música se colocaba en los famosos picós, que vienen del extranjerismo pick ups, los cuales como todos sabemos se hicieron iconos de la cultura local, de hecho, se podría decir que es imposible pensar en la champeta sin los picós. Hay que tener en cuenta, asimismo, que gracias a este sistema de sonido ambulante, la champeta se pudo difundir, puesto que eran el medio por el cual los artistas presentaban sus canciones.
Así, poco a poco, la champeta fue haciéndose espacio en la identidad del cartagenero, pero tuvo que pasar por un camino largo para poder llegar al lugar en el que se encuentra hoy en día.
Estigmatización y Racismo
Uno de los principales problemas que ha sufrido este género musical, ha sido el desprecio y la estigmatización proveniente de la clase alta cartagenera.
De hecho, el término “champeta” nace de la relación que tenían las personas de los barrios populares con la “machetilla”, también conocida como “champeta”, debido a que la situación social era peligrosa; los hombres al ir a las casetas se llevaban consigo una de estas armas para su protección por si se presentaba algún inconveniente.
Luego apareció el apelativo de “champetuos”, el cual fue inventado por la clase alta, la “elite” económica para tratar de humillar y ultrajar a las personas que seguían toda esta cultura que, en su mayoría, eran de estratos bajos, asociando así a la “champeta” y a los “champetuos” con la pobreza, la violencia y la vulgaridad. Lo que estas personas no sabían es que la champeta muchos años después sería un movimiento social, una tradición que trascendería de los picós y las casetas a ser escuchada en todo el país, todo esto gracias a los grandes exponentes y empresarios del género que se lo han echado a sus brazos para sacarlo adelante, para demostrar que la violencia no tiene que tener relación directa alguna con la champeta. Por lo tanto, gracias a estos exponentes, el género ha podido limpiar su nombre, lograr mayor relevancia y hacer entender que el “champetuo” es aquel que gusta del género, no una persona conflictiva y pobre como se solía entender antes.
La estigmatización en su momento se volvió un problema caótico, muchas radios le cerraban las puertas a la reproducción de esta música porque era música de “corronchos”, “música vulgar”. Se escuchaban comentarios racistas y despectivos como “eso es música de negros” y sí, es música de negros, música que nació en barrios marginados, pero por eso nunca se sintieron mal, todo lo contrario, este ha sido el mayor orgullo, el empezar desde 0 para llegar hoy a tomar la relevancia nacional e internacional que tiene la champeta.
Mr Black, exponente cartagenero de champeta
Champeta pa´l mundo
El 23 de marzo se pudo vislumbrar el alcance de la champeta en un evento que marcó la historia del género, el cual era el concierto por los 20 años de trayectoria artística de Mr. Black, donde nos dimos cuenta de que la champeta hoy en día no come de estratos sociales, ni de color de piel y que se puede realizar de la mejor manera sin generar disturbios, violencia o inseguridad.
En la plaza de toros, lugar donde se genera espacio para este género musical y sus escuchas, los cuales son de diversos estratos. Sujetos, igualmente, que vinieron de distintos lugares para poder disfrutar del espectáculo. La champeta cada vez tiene menos limites y a todos los pone a bailar bajo un mismo ritmo. La champeta no estratifica.
GiBlack, cantante cartagenero de champeta
¿Qué sería Cartagena sin la champeta?, se me hace imposible concebirlo, la champeta ha roto todos los esquemas, se hizo parte del pueblo en su estructura y en su esencia, demostró que con sus letras puede transmitir cualquier mensaje y darle ese sabor a felicidad y “espeluque” único del genero, se volvió más que música, más que un baile, es la representación de toda una cultura urbana, la cual se enriquece cada vez más gracias a la unión del género. La champeta evoca a los barrios, la champeta evoca a identidad y tradición, genera empleo y brinda oportunidades para cambiar la vida de muchos jóvenes como fue el caso de Giblack, quien le dio un giro de 180 grados a su vida gracias a la oportunidad de salir adelante con este género musical.
La champeta no para de trascender, exponentes como Mr Black, Kevin Flórez, Zaider, Luister la voz, Koffee Kafetero, Young F, Eddy Jay, Mickey Love, Papoman y muchos más protagonistas como Runner y empresarios del género, cada vez demuestran que están, como diría Twister, parao’s en la raya y piensan llevar su fiesta pa´l mundo.
La champeta pondrá cada vez más a muchos “pupiletas” o “pupicoletos” a bailar apretaditos al pick up, a enamorarnos con las letras que muchos de los jóvenes de la nueva generación están aportando a escribir en la historia del género y a nunca olvidar a grandes como El Sayayín, Charles King, Anne Swing, Louis Towers o El Afinaito.
Hoy en día, aún hay algunas personas que rechazan el género, rechazan su propia cultura como cipayos, para ellos dejo un pequeño mensaje inspirado en “El Saya”, déjense de estiramientos que se los puede llevar el viento.
Yo soy champetúo ¿y tú?, ponte chikiluki.