En el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, instaurada por la Organización Mundial de la Salud y UNICEF desde 1992, el equipo de nutrición de la Clínica del Country y Clínica La Colina hace un llamado para que las nuevas madres inicien un ‘banco de leche materna’ en casa y así extender los beneficios de la lactancia durante un mayor tiempo.
La lactancia materna tiene múltiples beneficios para el bebé porque proporciona la cantidad equilibrada de nutrientes, que previene la desnutrición o la obesidad, y lo protege frente a los riesgos causados por enfermedades infecciosas; así mismo, en las madres, la lactancia reduce el riesgo de sufrir cáncer de mama, cáncer de ovario, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, el fin de la licencia de maternidad puede hacer que muchas madres abandonen la lactancia materna, que se recomienda hasta que los bebés cumplan un año de vida. Por eso, los bancos de leche en casa son una opción ideal para las mamás que alternan este rol con la vida laboral. Como lo explica Natalia Londoño, coordinadora de nutrición de Clínica La Colina, “al acercarse el final de la licencia de maternidad, continuar con el proceso de extracción y conservación, asegurará un aporte de leche humana adecuado para el bebé”.
¿Qué es un banco de leche?
Un ‘banco de leche’ es el término que se utiliza para el proceso de extraer, envasar y almacenar leche materna en la casa, de manera que pueda ser utilizada cuando la mamá no pueda amamantar por razones logísticas. Para ayudar a las madres en este proceso, el equipo de la Clínica del Country y Clínica La Colina comparte las cinco claves para iniciar un banco de leche:
Clave #1: La extracción
La extracción ayuda a prevenir la mastitis, incrementa la producción y favorece la salida del pezón. El método más recomendable es la extracción manual, pues no requiere ningún tipo de inversión económica. Sin embargo, en el mercado existen diferentes dispositivos para extracción, tanto manuales como eléctricos, que disminuyen el tiempo empleado. En cualquiera de los casos, se recomienda escoger un lugar tranquilo para realizar la extracción.
Clave #2: El almacenamiento
Al momento de medir la cantidad correcta para almacenar, se recomienda llenar solo ¾ del envase que se utilice, debido a que en el proceso de congelación la leche humana se expande, o lo correspondiente de 2 a 4 onzas, que es el volumen habitual que consume un bebé; sin embargo, cada caso es específico y la toma puede variar de acuerdo con la edad y peso del bebé.
También se recomienda marcar los envases con fecha de extracción y almacenarla por orden de vencimiento, utilizando primero las más antiguas.
Clave #3: El envase
El envase adecuado es fundamental para poder conservar los nutrientes y componentes de la leche materna al congelarse, idealmente en recipientes de vidrio con tapas plásticas o en bolsas exclusivas para este fin, libres de BPA (bisfenol A).
Clave #4: La conservación
Para la conservación en buen estado de la leche, es importante tener en cuenta que esta debe ser almacenada fresca, es decir, recién extraída, y congelada sin interrupción. Es normal que la leche congelada se divida en grasa y agua; si al momento de sacarla del congelador para el consumo, ésta tiene un color diferente al que tenía cuando se extrajo, o su olor genera desconfianza, o se ve la división de la grasa y el agua pero al agitarse no se logra la homogeneidad, es mejor desecharla porque puede ser un indicio de que no es apta para el consumo.
La leche puede permanecer 12 horas en el área del refrigerador o nevera, 4 horas expuesta al ambiente y 2 horas después de estar en contacto con la boca del bebé.
Clave #5: La descongelación
Al momento de brindar la leche al bebé, es preferible no calentarla ni someterla a cambios de temperatura drásticos, ya que esto puede alterar o inactivar los nutrientes de la leche materna. En caso de que sea necesario calentar la leche almacenada previamente, debe hacerse en agua caliente, hasta que alcance la temperatura ambiente, fuera del fuego. Por último, la leche que se espera consumir el mismo día, se debe guardar en la nevera y ocupar el congelador para almacenar tomas futuras.