Por Álvaro Morales de León

“La vida te puede llevar más alto que cualquier tipo de drogas y adicciones”. -Anónimo-

A raíz de los bochornosos hechos de los cuales fue protagonista recientemente el senador Alex Flórez, nos hemos inspirado para recordar otras “embarradas” etílicas registradas en la historia y en la política.

Podríamos decir que el consumo de bebidas alcohólicas va ligado a la existencia del ser humano haciendo parte de su cultura y la sociedad.

El inicio de las bebidas embriagantes se remonta a las antiquísimas épocas en que para obtenerlas y consumirlas se fermentaban cereales, frutas y miel y así obtener alcohol etílico o etanol para ajumarse.

Jamás ha sido beneficioso el consumo de cualquier licor o de alcohol etílico dada su toxicidad ya que al ingerirse y ser absorbido por la mucosa bucal pasa directamente al estómago y de aquí al intestino para rápidamente dirigirse a la sangre y someter al hígado a un exceso de trabajo.

También, el consumo de alcohol afecta al sistema nervioso central afectando algunas funciones orgánicas dificultando las conexiones neuronales del cerebro provocando que todas las acciones del que lo está consumiendo sean inexactas e imprecisas, expresándose en falta de autocontrol, mayor fluidez verbal, sensación de bienestar, risa fácil, deshibición; pero, además, también, el consumo de licor es capaz de producir torpeza motora, sedación, desequilibrio y perdida de reflejos; aparte de destruir la familia, los matrimonios, amistades, empleos, cuentas bancarias, y neuronas.

A través de la historia son conocidas muchas embarradas producto de la ingestión de bebidas embriagantes, una de ellas y de la que nos da cuenta la Biblia es la borrachera que con vino se pegó Noe y que producto de ella encuero se quedó dormido dentro de su carpa avergonzando a sus tres hijos.

La Biblia también da cuenta de Lot, el sobrino de Abraham, a quien sus dos hijas que pensaron que ningún hombre había quedado después de la destrucción de Sodoma y Gomorra, decidieron emborracharlo para acostarse con él y así tener descendencia, una lo hizo la primera noche y quedando embarazada de Lot, su padre, dio a luz un hizo llamado Moab; la segunda repitió la acción y quedando igualmente embarazada dio a luz un niño al que llamó Ben Ammi, quienes al crecer formaron dos pueblos que fueron feroces enemigos del pueblo de Israel, el pueblo de sus progenitores.

Aterrizando en tiempos recientes, y propiamente en nuestro país, Colombia, son varias las “embarradas” etílicas como la de Guillermo León Valencia, el presidente conservador que en 1964 con unos “guarilaques” encima, hizo el gran oso cuando en el homenaje que en el Salón Bolívar del Palacio de San Carlos se le brindaba al presidente de Francia, Charles de Gaulle, que nos visitaba, dijo ebrio y muy emocionado ¡Viva España!

Del presidente Turbay Ayala, a quien bastante le gustaba la bebida, muchas son las “embarradas” etílicas como aquella del Club El Comercio de Cúcuta cuando en medio de un ágape que se le ofrecía; enredado, desorientado y confundido por el exceso de licor ingerido confundiendo con una dama al arzobispo de la ciudad ataviado con sus largas vestiduras, lo sacó a bailar.

De Turbay Ayala también se supo que, en Sincelejo, en un homenaje que se le ofrecía, y producto de otra de sus tantas jumas, se “la enfiló” a una distinguida y bella dama de la vida social y política de la política de sincelejo, hoy viuda, quien en las pocas veces que lo complació con la invitación a bailar, terminó por rechazarlo por sus “lisuras”, producto de su enajenación mental etílica.

Otro famoso caso de “embarrada” etílica ocurrió en Barranquilla en el año 2012 con el senador de origen sincelejano, Eduardo Merlano, cuando en la plenitud de su borrachera conduciendo su vehículo se resistió a una prueba de alcoholemia y poniendo resistencia exclamó a las autoridades que lo requirieron la famosa frase “¿Usted no sabe quién soy yo?”

La historia da cuenta de otros políticos adictos al licor, como el caso del ex premier británico Winston Churchill, al que nunca le faltaba el vaso de whisky en su mano ni tampoco le faltó una botella de este licor al desayuno.

También del expresidente colombiano Alfonso López Michelsen, fue muy amigo del “trago” viéndosele casi siempre bien “entonado” en sus discursos políticos de campaña y en las celebraciones del Festival Vallenato.

Finalmente, el senador Alex Flórez como que no tomó en serio lo que le acaba de pasar al Premier británico, Boris Johnson, quien por causa de unos prohibidos “parrandones” etílicos en plena Pandemia lo bajaron de su dignidad de Primer Ministro.

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