La restitución de tierras continúa trabajando por el bienestar de los campesinos que han regresado a sus predios, para rehacer sus vidas y trabajar por el país del futuro.

El Carmen de Bolívar, 04 de diciembre de 2018 (@URestitucion). Haciendo un recorrido por tierras de los Montes de María nos encontramos a Eder Ariza cumpliendo con sus tareas diarias: recogiendo las naranjas que caen de un frondoso árbol, dando de comer a su ganado y recolectando los huevos empollados por sus gallinas. Para conocer más acerca de su vida, decidimos acompañarlo en su jornada.

Él es beneficiario de restitución de tierras del corregimiento Jesús del Monte. Después de que le entregaron su parcela, asegura, se dedicó a aprovecharla y convertirla en su empresa. “Me levanto a las 4:30 a. m., para ganarle la llegada al sol; contemplo las 23 hectáreas que me devolvieron; reviso y reparo cercas, corto el pasto, cuento a mi ganado y lo consiento, en especial a mi vaquita consentida”.

Esa preferida se llama La Negrita, una res que es la prueba de que el campo es sinónimo de vida, según él. El animalito, como él la llama, es fruto del proyecto productivo que la Unidad de Restitución de Tierras le entregó (URT). “El proyecto que me dieron ha sido una bendición, me devolvió mi trabajo y las ganas de vivir. En invierno o verano, acá siempre son días buenos.”

Asegura que está en las épocas ‘maduras’, pero insiste en que no olvida las ‘duras’. Hace un alto en el camino, bebe un poco de guarapo y continúa con su relato. “En el 2002 a mis tíos y a mí nos robaron todo el ganado que teníamos. Ese fue el inicio de nuestros males. Luego, muchos de mis familiares fueron torturados y asesinados a manos de paramilitares. Entonces no nos quedó otra opción que irnos, tratando de salvar lo más sagrado: la vida”.

Continuamos el recorrido y en el camino nos encontramos con la prueba de que en el campo se origina vida. Su consentida ha parido un ternero. El pequeño apenas abre los ojos y con ayuda de su madre intenta ponerse de pie, parece tener prisa por empezar a caminar. Manuel corre a auxiliarlo y, al mismo tiempo, se deja sorprender por la maravilla del nacimiento. Con lágrimas en sus ojos, dice que la naturaleza es sabia y que la vida es un milagro.

“Los tiempos cambian y cuando uno menos lo espera. Nos dijeron que una nueva ley, la 1448, podía cumplirnos el sueño. Yo solo lo creí cuando me entregaron mi sentencia, hace dos años, y luego mi proyecto. Día a día trabajo y disfruto mis tierras, y Dios me recompensa con la llegada de un ternerito; la restitución es una bendición”.

La jornada finalizó a las cuatro de la tarde. Y dejó como resultado alegría, esperanza y herramientas para seguir adelante. “Si el Gobierno nacional continúa apoyándonos, el progreso llegará a cada rincón de Bolívar y cada día nuestra vida será mejor”, concluye Eder.

Como él, en Bolívar, ya son más de 3000 las víctimas del conflicto armado que han recuperado sus tierras. Además de sus predios han recibido beneficios como el alivio de pasivos y la vivienda. La restitución es una opción de cambio que fortalece la construcción de una Colombia legal, emprendedora y equitativa.

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