Por José Aristimuño

La invasión de Rusia a Ucrania es una fuerte señal de las intenciones de Putin y ciertamente una alerta para el mundo libre. La guerra, además de ser literalmente una masacre, muestra la agresiva postura del gobierno ruso contra el resto del mundo.

Vladímir Putin, que creció bajo el régimen comunista de la antigua Unión Soviética, se ha convertido en el líder de la masacre contra el pueblo ucraniano. Su postura anti occidental y carácter agresivo y amenazante no han cambiado en dieciocho años como presidente de Rusia.  Al contrario, presume ser el supremo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas que ha hecho de su país una potencia belicista, con armas nucleares y misiles hipersónicos.

En China, Xi Jinping mantiene un liderazgo con diferentes matices, jugando a dos bandas.  La historia de las últimas décadas ha dado al ahora gigante asiático la razón al haber escogido la vía de la manufactura y el comercio para su desarrollo como potencia, alternativa que más efectiva que la escogida por Rusia la búsqueda de la hegemonía belicista.

Pero aunque el éxito económico de China depende ahora, en mucho, de sus relaciones con Estados Unidos y Europa mercados que apuntalan su posición económica a través del intercambio comercial, desde su gobierno no se ha condenado la invasión rusa a Ucrania, ni hay compromiso para lograr la paz. Mientras, estrecha lazos económicos con empresas energéticas mineras y agrícolas Rusas que podrían garantizarle el suministro de materias primas. ¿Cederá Pekín ante la presión rusa?

En este convulso escenario y liderando el mundo libre, el Presidente de EE. UU., Joe Biden, se ha mantenido en la opción diplomática, humanitaria y responsable ante la crisis creada por la invasión rusa a Ucrania.

Coherentemente con su rol histórico de garante del orden mundial, el 25 de febrero de 2022 la Administración Biden autorizó al Departamento de Estado a gastar hasta 250 millones de dólares en ayuda no militar a Ucrania y hasta 350 millones en artículos y servicios de defensa. El 10 de marzo, el Senado aprobó un paquete de 13. 600 millones de dólares en ayuda para Ucrania.

También es gracias a las habilidades políticas y diplomáticas de Biden que se pudo evitar una división sin precedentes en la Unión Europea. Con la paz mundial en jaque, la Agenda diplomática de Joe Biden y su postura sobria y predecible liderando la OTAN nos ha salvado del caos mundial y ha logrado frenar la ambición rusa de poder.  Sin que le temblara el pulso, Biden implementó, junto a sus aliados, las medidas de cerco económico a Rusia para poner término a masacre del pueblo ucraniano, cuya ocupación, sometimiento y aniquilación son intolerables.

El liderazgo del presidente Biden y el poder de EE. UU, como potencia mundial con un papel preponderante en el mantenimiento del orden del sistema internacional es fundamental para detener el avance de la Rusia belicista hacia Europa del Este y mantener a raya a la China comunista.

La posición de EE. UU, en pro de la paz mundial define nuestro futuro no solo como país, sino como cultura. Liderando el retorno de la paz a Ucrania apoyamos la estabilidad del mundo entero.

*Columna de opinión. Las opiniones no representan los valores, conceptos y/o postura del periódico.

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