Zulay Rocha es una mujer cartagenera y madre soltera de 33 años, con ganas de salir adelante, a pesar de las dificultades que la vida le ha puesto. Pasó de ser mesera a la líder de asesores de ventas, como la llaman sus compañeros.
Zulay conversó con El Bolivarense su historia de vida, quién es y cómo ha logrado escalar en su trabajo. Hace 15 años comenzó a trabajar con los dueños del restaurante San Nicolás, quienes la acogieron cálidamente y le brindaron todo su apoyo, ya que, Zulay nos cuenta que cuando inició no sabía nada de ventas. Sin embargo, sus 3 hijos le dieron el impulso necesario para ser la mujer que es ahora.
Sus jefes son el principal apoyo que ha tenido en su proceso de aprendizaje, no solo profesional, también personal. Pudiendo graduarse de bachiller con su ayuda. La emoción de poder graduarse, la dicha de ganarse su primera paga y las ganas de avanzar fueron esclareciendo el camino para Zulay.
«Me faltaba dinero para graduarme de bachiller, y mis compañeros me dicen: «Dile a la jefa Judith, que ella de seguro te presta el dinero». Sin conocerla, me acerqué a ella y me los prestó, prometiéndole que se los pagaba en la quincena. Cuando me pagaron me dijo que lo dejara así. Con mi primera quincena me sentía rica, hice mucho con mi primera quincena», expresó Zulay.
Zulay nos amplió sobre su vida personal, y cómo el amor que le faltó de sus padres pudo conseguirlo trabajando en el restaurante. Con la voz rota y lágrimas a punto de salir, nos comentó: «Mi vida no ha sido nada fácil. Me crie sin papá, ni mamá, y el amor que tanto me faltó hasta lo he conseguido en ellos (sus jefes). Cuando estábamos en pandemia nunca me dieron la espalda. Me sacaron de la casa donde vivía con mis hijos, y gracias a ellos ya nadie me dice: «Zula, necesito que te mudes».
Zulay sigue sanando las heridas de su pasado, tras pasar hambre y crecer sin contar con el apoyo de sus padres, sigue superándose como mujer y madre, brindándole todo a sus hijos de 16, 11 y 8 años, dando lo mejor de sí. «Nunca es tarde para empezar», son las palabras que la acompañan su camino. Gracias a empresas que inspiran, como el restaurante San Nicolás.