De adoratorio indígena a santuario católico: el Cerro de La Popa y su legado en Cartagena

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Siendo el punto geográfico más elevado de
Cartagena de Indias, se convirtió en un símbolo para ciudad en materia de historia y tradición.

Visitada por los primeros exploradores españoles, en 1510, «Cerro de la Galera» al sorprenderse al ver una gran formación rocosa que parecía emerger del mar, asemejándose a la popa de una galera.

Los cartageneros lo rebautizaron como «Cerro de la Cruz» debido a la gran cruz que lo corona, los Agustinos Recoletos construyeron una iglesia y un convento, lugares que han sido testigos de la historia de Cartagena.

El claustro del convento es considerado uno de los más hermosos de la ciudad colonial y de toda Colombia. antes de la llegada de los frailes, el cerro albergaba un adoratorio clandestino donde los indígenas y esclavos africanos rendían culto a una deidad llamada «Buziriaco» o «Cabro Urí». Según la leyenda, fue el fraile Alonso de la Cruz Paredes quien, tras recibir en un sueño la orden de la Virgen María, expulsó a esta deidad y reemplazó su culto por el de la Virgen de la Candelaria.

El convento de La Popa, habitado por los agustinos recoletos hasta 1822, fue desamortizado por las autoridades civiles y permaneció cerrado hasta 1963, cuando los frailes lograron recuperarlo. un lugar de culto y devoción para la comunidad católica.

El Papa Juan Pablo II, durante su visita apostólica a Cartagena, coronó canónicamente la imagen de la Virgen, consolidando aún más su importancia en la vida espiritual de la ciudad.

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