María Bernarda, conocida en el mundo religioso como la Sierva de Dios, fue una figura destacada en la historia de la espiritualidad y la misión católica. Verena Bütler nació el 28 de mayo de 1848 en Auw, Suiza, como la cuarta de ocho hijos en una familia de campesinos católicos. Tras concluir sus estudios básicos y trabajar en el campo a los 14 años, su vida tomó un giro significativo al experimentar un profundo llamado divino tras un desamor juvenil. Esta experiencia la condujo a ingresar a la vida religiosa.
Después de ser rechazada por tres órdenes religiosas, Verena encontró su lugar en la Congregación de la Santa Cruz a los 17 años, aunque su tiempo allí fue breve. A los 19 años, en 1867, se unió al monasterio capuchino de María Auxiliadora en Altstätten, donde adoptó el nombre de Hermana María Bernarda del Sagrado Corazón de María. Su dedicación a la reforma de la disciplina monástica y su ferviente compromiso con la vida religiosa marcaron su trayectoria.
En 1888, María Bernarda comenzó su misión en Ecuador. Ante la persecución religiosa en ese país, ella y otras monjas llegaron a Cartagena el 2 de agosto de 1895, donde encontraron un refugio seguro bajo la invitación del obispo Eugenio Biffi. En Cartagena, se vincularon al hospital de mujeres «Obra Pía» y establecieron la casa madre de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, la cual fue formalmente aprobada en 1912.
María Bernarda falleció el 19 de mayo de 1924, y sus restos reposan en la capilla del Colegio Biffi desde 1956. Su vida de entrega y servicio fue reconocida por la Iglesia Católica cuando el Papa Pablo VI le concedió el título de Sierva de Dios en 1974. Finalmente, el Papa Benedicto XVI la canonizó el 12 de octubre de 2008, elevando su legado a la santidad y consolidando su influencia en la espiritualidad y misión católica.
Fuente Artículo del Dr. Pedro Covo Torres