Albert Camus y su filosofía de lo absurdo: sesenta y tres años después de su muerte

Andrés David Marín Pacheco

Abogado litigante. Estudiante de maestría en filosofía del Centro Universitario Duma (México)

Al hablar de las figuras más representativas del siglo XX, indiscutiblemente debemos hacer alusión al ensayista, periodista y literato francés Albert Camus.  Nacido en Argelia francesa un 4 de enero del año 1913 y criado bajo el seno de una familia de emigrantes franceses, desde muy joven sitió el gusto por la lectura, redacción y análisis de textos filosóficos, iniciando de esta forma su trayecto como novelista. En 1957 con tan solo 44 años fue condecorado por ser ganador del Premio Nobel de literatura.

Ahora bien, el precitado autor no solamente por su alta trayectoria académica e intelectual obtuvo un espacio en la historia del siglo XX. El ensayista, se dio a la tarea de crear una teoría filosófica catalogada como: “filosofía de lo absurdo”, la cual se puede observar en obras como El Extranjero y El Hombre Rebelde.

En este sentido surge la siguiente pregunta ¿A qué se refiere el pensador cuando alude a la terminología “filosofía de lo absurdo”?

Teniendo en cuenta que al estudiar los problemas fundamentales de la filosofía nos topamos con preguntas tales como: ¿Por qué existimos? ¿Qué sentido hay en la vida humana? El literato responde a los interrogantes de forma tajante y clara, afirmando que dichas preguntas carecen de contenido lógico. Es por ello, que para el pensador la existencia humana no tiene sentido, por lo que comenzarla a indagar no lleva a ningún fin, llegando a la tesis que la vida no vale la pena vivirla de esa forma.

“Sigo creyendo que este mundo no tiene un sentido superior. Pero sé que en él algo tiene sentido y ese algo es el hombre, porque es el único ser que exige el tenerlo”, recoge el autor francés en la obra Cartas a un amigo alemán (1944). ¿Qué intenta explicar Camus con dicha afirmación? El filósofo quiso ilustrarnos que  al nosotros concebir el sinsentido de ese tipo de preguntas que carecen de contenido lógico, entenderíamos que la vida si vale la pena vivirla. De lo absurdo se obtienen dos consecuencias:

  • Mi rebeldía: vivir, en sí mismo, es un acto rebelde contra la finitud.
  • Mi libertad: aquello que un corazón puede vivir y sentir.

A manera de conclusión la filosofía de lo absurdo de Albert Camus puede ser resumida en la siguiente frase:

«Yo grito que no creo en nada y que todo es absurdo, pero no puedo dudar de mi grito y tengo que creer por lo menos en mi protesta».

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