La imponente estatua de Blas de Lezo, que custodia el Castillo de San Felipe de Barajas en Cartagena, es un símbolo de la ciudad. Sin embargo, pocos saben que detrás de esta obra está Emilio Laiz Campo, un talentoso escultor español cuyo nombre permanece casi olvidado. Nacido en Vicálvaro, Madrid, en 1917, Laiz Campo mostró su genio artístico desde niño y trabajó con destacados maestros hasta convertirse en uno de los grandes escultores de su época. En 1956, durante la dictadura franquista, España buscaba acercarse a América Latina a través de gestos diplomáticos. Fue entonces cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores decidió donar esculturas a países de la región. Para Colombia, la misión recayó en Laiz Campo, quien recibió el encargo de inmortalizar al almirante español Blas de Lezo. En tiempo récord, el artista esculpió una obra monumental que fue presentada en un acto solemne frente al Castillo de San Felipe. Laiz Campo, cuya vida estuvo llena de curiosidades, falleció en 1983 debido a un tumor cerebral. En un giro sorprendente, su fiel ayudante Francisco, con quien trabajó durante décadas en la creación de esculturas, murió el mismo día, también a causa de un tumor cerebral. Este extraño vínculo marcó el final de una colaboración que dejó un legado invaluable en el mundo del arte. Además, durante su visita a Cartagena, el escultor recibió seis loros como regalo, entre ellos Esmeralda, una lorita que se convirtió en un símbolo entrañable para su familia, recordándoles siempre a Colombia. Hoy, aunque el nombre de Laiz Campo aparece discretamente en la base de la estatua, sigue siendo un desconocido para la mayoría. Su legado, sin embargo, permanece en cada detalle de esta obra maestra, un tributo no solo al almirante, sino también a la historia compartida entre España y Colombia. Fotos. A quien corresponda. Fuente. Cartagena A Capella.