Así eran los teatros de cine ‘sin techo ni aire acondiconado’ que enamoraba a los cartageneros hace cinco décadas

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Hace más de cinco décadas, los cines de barrio en Cartagena no solo eran puntos de entretenimiento, sino también epicentros sociales que marcaban la vida cotidiana de los cartageneros. 

En el barrio Blas de Lezo, el Teatro Don Blas, al costado de la iglesia de La Consolata, ofrecía a la comunidad una experiencia única. Con funciones por las noches, este cine sin techo y sin aire acondicionado era un lugar de encuentro para jóvenes y familias que no podían desplazarse fácilmente hasta el centro de la ciudad.

Teatro Don Blas, ubicado a un costado de la iglesia de la Consolata. Foto. Cortesía

Pero el Don Blas no fue el único en dejar huella. En Torices, los teatros Caribe y Variedades ofrecían su propia magia cinematográfica, al igual que el Teatro Laurina en Lo Amador y el Granada en las cercanías del barrio Chino. Estos cines se convirtieron en símbolos de identidad, ofreciendo un escape a la rutina diaria. En Pie de La Popa, el Teatro Miramar fundado por Víctor Nieto Núñez, el padre del Festival de Cine de Cartagena de Indias, también jugó un papel destacado.

Teatro Variedades. Libro ‘ El cine y la cartelera cinematográfica de Cartagena 1939-1945’

El centro de Cartagena tenía su propio circuito de cines, entre los que destacaban el Rialto y el Padilla en la Calle Larga, el Lux en la calle del Arzobispado, y el Cartagena y Colón, frente al Camellón de Los Mártires. A estos se sumaba el Teatro Mainero, pionero del cine en la ciudad, que en 1897 asombró a los cartageneros con las primeras imágenes en movimiento. Con el tiempo, se unieron otros como el Calamarí, Bucanero, La Matuna y Cinerama, que ofrecieron una oferta variada de películas en el centro de la ciudad.

Teatro Rialto, Calle Larga, Barrio Getsemaní. Libro ‘ El cine y la cartelera cinematográfica de Cartagena 1939-1945’

Estos teatros representaban más que entretenimiento; espacios que conectaban a las comunidades y fomentaban la interacción social. Desde los karatecas chinos hasta las cómicas aventuras de Capulina, las películas proyectadas en estos cines marcaron la juventud de toda una generación. Hoy, aunque estos teatros han sido reemplazados por modernas salas de cine en centros comerciales, su legado permanece en la memoria colectiva de Cartagena.

Acceso al Teatro Padilla, Calle Larga, Barrio Getsemaní. Libro ‘ El cine y la cartelera cinematográfica de Cartagena 1939-1945’
Interior Circo Teatro, Barrio San Diego, tomado de la Revista Muros, 1940. Libro ‘ El cine y la cartelera cinematográfica de Cartagena 1939-1945’

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