Por Ronal García
Un 11 de septiembre del 1973, era derrocado en Chile el presidente constitucional electo Salvador Allende Gossens después de una sublevación que inicio la mañana del martes en Valparaíso, ese día se quebrantó el orden constitucional en Chile, se amordazo la democracia, y se apresó la libertad.
El presidente Salvador Allende, había llegado al palacio de la moneda tres años antes en 1970, prometiendo un gobierno popular, dentro de sus reformas más grandes estuvo la estatización del cobre que hasta el momento había estado en manos de una empresa estadounidense, el cobre significaba una de las entradas más grandes para la economía chilena de las época.
Desde que se anunció que Salvador Allende era el presidente de la republica de chile empezó una campaña de desestabilización del gobierno, a tal punto que le pagaron al periódico santiaguino el mercurio un millón de dólares, con el fin de dar inicio a lo que terminó aquel fatídico 11 de septiembre.
Las fuerzas militares al mando del general Augusto Pinochet, bombardearon el palacio de la moneda, y la residencia de la familia presidencial de cañaveral, el presidente Salvador Allende se suicidó dentro del palacio después del bombardeo, una ametralladora que le regalare Fidel Castro fue lo que puso fin a su existencia, no acepto el exilio así como tampoco que las balas enemigas callaran su palabra, porque había sido entregar la dignidad del pueblo chileno; empezó así la era oscura para la nación suramericana, la muerte de Víctor Jara marco el inicio de lo que sería la dictadura.
Hoy 50 años después del golpe, la cortina de humo que aquella mañana cubrió el cielo de Santiago, sigue permeando la sociedad chilena; aún no han podido ponerse de acuerdo para construir un pacto social que ponga fin a la constitución de Pinochet, las tensiones sociales han sido evidentes y hasta la fecha no se vislumbra si quiera un horizonte claro, político y social para el pueblo Chileno.