Por Osmarl A. Pulido Rodríguez
Antes que nada, quiero expresar mi profundo agradecimiento al director y amigo del diario El Bolivarense, Santiago Peñaranda por brindar un espacio de opinión todos los domingos a columnistas y escritores que desean compartir sus ideas y reflexiones con los lectores. Esta es una muestra del compromiso que el diario tiene con la libertad de expresión y el debate democrático, y representa una gran oportunidad para que la ciudadanía pueda conocer diferentes puntos de vista y enriquecer su pensamiento crítico.
En particular, quiero destacar que he elegido temas como el derecho, la tecnología, el emprendimiento y el desarrollo personal como base fundamental para las columnas de opinión. Estos son temas que nos afectan a todos, y que requieren de una constante reflexión y actualización para poder enfrentar los desafíos que nos presenta el mundo actual.
El derecho es la columna vertebral de la convivencia social, y su evolución y aplicación son fundamentales para la garantía de los derechos y las libertades de los ciudadanos. Por su parte, la tecnología es una herramienta que ha revolucionado el modo en que nos relacionamos, trabajamos y aprendemos, y que nos presenta tanto oportunidades como retos, el emprendimiento, por su parte, es un motor de la economía y un catalizador del desarrollo personal y social, y su fomento es fundamental para la generación de empleo y el progreso económico. Finalmente, el desarrollo personal es una dimensión que cada vez cobra más importancia en la sociedad, y que nos lleva a reflexionar sobre la relevancia de la autoestima, la empatía y la inteligencia emocional para nuestro bienestar y éxito.
Por todo lo anterior, quiero destacar la labor del director del diario El Bolivarense por brindar un espacio para la reflexión y el debate en torno a estos temas, y por su compromiso con la calidad periodística y el rigor intelectual. Sin duda, este espacio representa una gran oportunidad para enriquecer el diálogo ciudadano, y espero que siga siendo un referente en el periodismo y la opinión en nuestra región
Entrando en materia de la columna de este domingo, hace varias semanas Colombia ha sido testigo de una serie de acontecimientos que han puesto en el centro de la discusión pública el papel de la justicia en nuestra sociedad, así como la creciente importancia de la tecnología en el ámbito judicial. Tres de estos sucesos en particular llaman la atención: el feminicidio de Valentina Rodríguez (QEPD), la presentación de la reforma a la justicia y la realización de la primera audiencia en el metaverso.
El asesinato de Valentina Rodríguez conmocionó al país entero, y su seguimiento en las redes sociales y medios digitales evidenció la necesidad de que la justicia sea rápida y efectiva. La captura de John Poulos y la posterior imposición de medida de aseguramiento demostró la capacidad de la justicia colombiana para actuar en casos de gran trascendencia social. Sin embargo, es importante destacar que este tipo de crímenes no pueden ser abordados de manera aislada y reactiva, sino que deben ser considerados como un problema estructural que requiere de políticas públicas integrales para su prevención y erradicación.
En este sentido, la presentación de la reforma a la justicia por parte del Gobierno Nacional es un paso en la dirección correcta. Esta propuesta busca humanizar la política criminal colombiana, estableciendo penas proporcionales a los delitos y enfatizando en la rehabilitación y reinserción social de los infractores. Además, contempla medidas para reducir la congestión carcelaria y mejorar el acceso a la justicia para las víctimas.
Pero la justicia no solo está evolucionando en términos de políticas y estrategias. La tecnología también está transformando el modo en que se llevan a cabo los procesos judiciales. La realización de la primera audiencia en el metaverso por parte del Tribunal Superior del Magdalena es un ejemplo de ello. Esta iniciativa permitió que los jueces y los abogados pudieran interactuar en un ambiente virtual, reduciendo los costos y tiempos asociados a los desplazamientos y la infraestructura necesaria para llevar a cabo una audiencia.
Es así como, haciendo eco en la anterior columna, reitero que la justicia y la virtualidad están llamadas a ser protagonistas en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y segura. Es necesario que las instituciones y la ciudadanía trabajen juntas para aprovechar los beneficios de la tecnología, pero sin descuidar la importancia de valores como la ética, la equidad y la transparencia en la administración de justicia.