Los padres de Sydney fueron a la vivienda de su hija. Al llegar, se dieron cuenta que las cosas se tornaron extrañas al momento que identificaron que la mascota de Sydney (una gata) no tenía comida en su plato, y de inmediato llamaron a la policía.

Las autoridades descubrieron que el celular de Sydney estuvo activo por última vez en la localidad de Wilber (Nebraska), a 35 kilómetros de la ferretería donde ella trabajaba. Sin embargo, la policía se centró en buscar el celular de Audrey, la chica que salió con Sydney.

El teléfono de Audrey fue rastreado por una conversación que tuvo con Sydney a través de la red social Tinder. Ella confesó que había salido con Sydney, “pero después la dejó en casa de un amigo”, ubicación que aparentemente no recordó.

Pese a su versión, la policía no perdió pista de Audrey, de quien se descubrió que su nombre real era Bailey Boswell, una mujer de 23 años que mantenía una relación con un hombre de 51 años llamado Aubrey Trail. Boswell enviaba mensajes a través de su celular tanto a Sydney como a Aubrey; los tres teléfonos condujeron a encontrar el cuerpo de Sydney a 100 kilómetros del oeste de Wilber.

El cuerpo tenía moretones en las muñecas, sobre la cabeza y al interior de los muslos. En la autopsia se señaló que Sydney había sido asfixiada y sujetada antes de asesinarla.

Boswell y Trail eran una pareja que disfrutaban del sexo en grupo con otras mujeres que conocieron a través de Tinder y él les contaba historias sobre cómo “ganar poder” matando gente.

De esta manera, ocurrió el asesinato de una mujer que no pensó que su cita de Tinder le quitaría la vida. La invitación a es a todos los usuarios de las aplicaciones de citas a tener ciertas precauciones sobre las personas con las que se van a encontrar. Lo preferible siempre es verse por primera vez en un lugar público y conocerse, o no recurrir a estos métodos tecnológicos para conseguir citas.