El escándalo de Centros Poblados, que resultó en la presunta pérdida de 70 mil millones de pesos destinados a mejorar la conectividad en zonas rurales de Colombia, ha suscitado un amplio debate sobre la corrupción en la contratación pública. La Procuraduría General de la Nación, tras una exhaustiva investigación, decidió archivar el caso al no encontrar irregularidades en la actuación de Karen Abudinen, quien se desempeñaba como ministra de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en el momento de los hechos.
La sala disciplinaria de instrucción determinó que Abudinen había operado dentro del marco de sus funciones, y no halló evidencia que sugiriera que había incurrido en falta alguna al dirigir a los funcionarios involucrados en el escándalo. Esta decisión ha generado reacciones encontradas en la opinión pública, dado el contexto de irregularidades que se alegaron en la ejecución de contratos para la expansión de la cobertura de internet en escuelas de zonas rurales, un proyecto crucial para la inclusión digital en el país.
A pesar de la declaración de inocencia de Abudinen, el escándalo dejó una sombra sobre la gestión de recursos públicos y la transparencia en la contratación estatal. La conclusión del caso pone de manifiesto la necesidad de seguir investigando y tomando medidas para garantizar que situaciones similares no se repitan, ya que la conectividad es un tema vital para el desarrollo equitativo y la mejora de la calidad educativa en Colombia.