A comienzos de febrero de este año, se estrenó la serie ‘Inventing Anna’ en Netflix, una producción de Shonda Rhimes, la creadora de ‘Grey’s Anatomy’. ‘Inventing Anna’ cuenta la historia de una joven que estafó por miles de dólares a varias de las personas más ricas de Nueva York.
Al finalizar la serie, no queda claro si ‘Anna’, interpretada por Julia Garner, en algún momento se creyó las mentiras que contaba para acercarse a sus siguientes víctimas. O si, sabia que lo que ella misma creaba era una fantasía.
De la misma manera como sucede en esta serie documental inspirada en el caso de la vida real de Anna Sorokin, existen millones de personas que crean personajes públicos solamente para lastimar a otros o para atreverse a decir ideas controversiales.
Como es el caso del telepredicador Adnan Oktar. En enero del 2021, este afamado islamista turco fue sentenciado a 1075 años privado de la libertad por los delitos de abuso sexual, abuso sexual de menores, fraude e intentos de espionaje político y militar.
Oktar predicaba en el canal ‘A9’ en la televisión turca, en la que compartía sermones del correcto camino musulmán. Pero, mientras él hablaba de religión, a sus lados habían mujeres en bikini o con ropa reveladora y eran llamadas por él mismo como sus «gatitas».
Dentro del culto las mujeres debían casarse con Oktar y además, no solamente debían tener relaciones sexuales con él, sino que podían ser convertidas en “mujeres motor”. Es decir, mujeres para el placer sexual de múltiples hombres.
Adnan Oktar, junto 13 miembros de su organización, fueron arrestados por intento de espionaje, abuso sexual y abuso de menores, en investigaciones que salpican a políticos turcos también. Oktar obtuvo 1075 años en prisión mientras que Tarkan Yavas y Oktar Babuna, gerentes de su organización, fueron sentenciados a 211 y 186 años, respectivamente.